«Fíjense ustedes en lo que hacen las potencias occidentales en esta misma región del golfo Pérsico. En la persecución de sus intereses, no se apiadan de seres humanos, de animales, del medioambiente, del espacio, del agua de los océanos ni de ninguna otra cosa. Hoy en día, la potencia arrogante que es Estados Unidos se ha convertido en un peligro ―y un peligro grave― para todas las naciones del mundo. Si se considera permisible y legítima la prepotencia de un Estado que se arroga el derecho de inmiscuirse en todas las cuestiones del mundo, de los países y de las distintas regiones, imponiendo su parecer por la fuerza y la coacción, no dejará espacio para que los pueblos puedan vivir. No se dan por satisfechos con nada ni se detienen ante límite alguno. Dan amparo y pertrechan a seres carroñeros, serviles y obedientes contra los pueblos, como ya han hecho y como harán, aun más en el futuro, a no ser que los pueblos se mantengan firmes ante ellos con la ayuda del Islam» (06/02/1991).