«Si en el mundo islámico las distintas escuelas de jurisprudencia islámica se pelean y comienzan disputas entre ellas, el régimen de ocupación sionista respirará tranquilo. Eso lo han entendido bien. De ahí que por una parte creen grupos takfiríes ―que no solo declaran infieles a los chiíes, sino también a muchos de los grupos sunníes― y por otra pongan en circulación a una serie de esbirros para que junten leña para ese fuego y le echen gasolina por encima. Ponen a su disposición medios de comunicación de masas. ¿Dónde? ¡En Estados Unidos! ¿Dónde? ¡En Londres! El chiismo que pretenda difundirse por el mundo desde Londres y Estados Unidos es un chiismo que a la Chía no le vale para nada. Con todo lo que insisten en preservar la unidad de la Umma y en la fraternidad entre los musulmanes los líderes religiosos chiíes, en especial después de la victoria de la Revolución Islámica ―el gran imam Jomeiní y otros―, llegan unos más papistas que el papa buscando sembrar cizaña y crear conflictos y divergencias. Eso es justo lo que quiere el enemigo; es justo detrás de lo que andan los enemigos del mundo islámico, que no son ni chiíes ni sunníes, ni les gustan unos ni los otros. Eso lo tenemos que entender. A eso hay que prestarle atención» (11/09/2013).