«En las sociedades materialistas, en las que están inmersos en lo material y han olvidado lo espiritual, ni siquiera las mayores catástrofes sacuden las conciencias ni las ponen en acción, a no ser que ocurran delante de sus propios ojos, y entonces apenas se produce un movimiento fugaz que después se olvida. Ahora, ante los sucesos que están ocurriendo en Bosnia-Herzegovina ―el genocidio y la entrada de las fuerzas serbias cual mongoles en la ciudad de Srebrenica, donde lamentablemente se está produciendo un desastre de máximo nivel ante los ojos de los Gobiernos y las naciones materialistas de Occidente―, no se observa ninguna reacción. Dicen enfadarse cuando se violan los derechos humanos en alguna región del mundo. ¿Acaso es cierto? ¿Acaso no es una violación de los derechos humanos que maten a miles de mujeres y niños, que una ciudad de miles de habitantes sufra una masacre o que se derrumben las casas y se deje a las familias sin hogar?

»Quien quiera ver con sus propios ojos como es mentira lo que dicen sobre una supuesta defensa de los derechos humanos en Estados Unidos y en algunos otros países, que observe estos mismos hechos de Srebrenica, Sarajevo y demás ciudades. Quien quiera ver la impotencia del Consejo de Seguridad, que según dicen se creó para la seguridad de las naciones, que mire hacia Srebrenica y estos catastróficos sucesos.

En la historia, causan estupefacción acontecimientos como las invasiones mongolas, la invasión de Hulagu Jan, y uno piensa: “Pero ¿cómo es posible que un grupo de gente haya mostrado semejante crueldad?”. Sin embargo, esos sucesos históricos están teniendo lugar hoy en día ante los ojos de la humanidad. Lo que nosotros repetimos constantemente es que los sistemas políticos occidentales, la civilización occidental y los presuntuosos occidentales no son capaces de asumir la administración del mundo ni tienen derecho a reclamar la soberanía sobre seis mil millones de personas y sobre los países del mundo entero, porque no pueden ni administrarse a sí mismos, garantizar su propia seguridad ni impedir las mayores catástrofes para el ser humano» (12/07/1995).