Quizá un día el pueblo estadounidense se vea obligado a pedir perdón al pueblo de Panamá

«Así es el carácter del enemigo a quien nuestro pueblo desea la muerte en sus lemas: prepotente, desvergonzado, invasor. Allá donde pueda, no tiene recato en agredir e invadir, y a eso que hace le pone nombres bonitos: “defensa de la democracia”, “defensa de los derechos humanos” y esas cosas que hoy ya ni la gente más tonta debe creerse ―y de hecho no se las cree―. Nuestra nación eligió el camino correcto y nosotros continuaremos ese camino. Por la gracia de Dios, encomendándonos a Dios, gracias a la solidez de los vínculos de solidaridad de nuestro pueblo y a la solidaridad de otros pueblos con nuestra revolución, en el futuro igual que en el pasado no transigiremos ni por un instante frente a Estados Unidos y sus imposiciones.

»El segundo punto es que el camino fructífero y victorioso es el nuestro, no el de Estados Unidos. Las intimidaciones de Estados Unidos fracasarán. Ese animal feroz e irreflexivo que no respeta nada de lo que encuentra frente a sí se romperá los cuernos y los dientes. Los pueblos del mundo tienen hoy ante sí a Europa oriental. La misma Checoslovaquia ―a cuyo pueblo ya vieron ustedes la semana pasada marchando por las calles, derrocando a las altas instancias que los gobernaban y llevando a la cabeza del Gobierno, o presentándolas, a las personas que ellos quieren (1)― es aquel mismo pueblo en cuya capital penetraron hace veinte o veintiún años los tanques y blindados de la Unión Soviética y sus aliados desde varios flancos, quitaron a la persona que presidía el Gobierno, mataron a cierto número de gente que lo defendía, desencadenaron una cruenta guerra, reprimieron a la población de modo sangriento y se fueron (2). Igual que lo que está haciendo ahora Estados Unidos en Panamá ―no es algo nuevo―. Los arrogantes del mundo siempre han hecho este tipo de cosas, y las harán mientras tengan poder. La Unión Soviética experimentó este tipo de cosas durante la época de sus gobiernos despóticos en Europa del Este ―en Polonia, en Hungría y en Checoslovaquia― (3).

»En la actualidad, esos mismos países cuyos tanques irrumpieron en las calles de Checoslovaquia están pidiendo disculpas al pueblo checoslovaco: “Perdonen ustedes que hace veinte años estuviéramos allá, cometimos un error al ir. ¡Perdónennos!” (4). ¿Pueden los dirigentes actuales de Estados Unidos afirmar que dentro de veinte años la nación estadounidense no se verá obligada a pedir disculpas a los pueblos de Panamá, de Granada, de Irán, de Palestina y de decenas de otras naciones heridas por Washington? ¿Acaso esos que hoy tienen en sus garras la política de Estados Unidos y apoyándose en su poder actúan estúpidamente como los salteadores de camino y los antiguos matones de los barrios ―que imponían su voluntad a punta de navaja y hacían lo que les viniera en gana― están seguros de que dentro de unos años el pueblo no maldecirá sus personas, sus nombres o sus tumbas, ni los patearán? ¡No estén seguros! Lo que al final saldrá adelante será la voluntad de los pueblos. Y quienes morderán el polvo serán, si los pueblos tienen la voluntad y la valentía, las potencias inicuas y prepotentes. Si los pueblos lo quieren, derrocarán al opresor» (27/12/1989).

¿Cómo es que si EEUU invade Panamá está bien, pero si invaden otros está mal?

«Ahora han enviado tropas al golfo Pérsico porque Irak ha invadido Kuwait. Por supuesto, una invasión es algo muy malo. ¡Mal han hecho en invadir! Tendrán que manifestar su arrepentimiento por esa invasión de modo efectivo y retroceder. De eso no cabe duda. Pero ¿acaso son sinceros quienes, con el pretexto de hacer frente a la invasión e impedir el desbaratamiento de la geografía regional, han entrado en la región y se oponen a la invasión? ¿O esos golpes de pecho sirven sus propios intereses? Esos Estados Unidos, que son los grandes capitalistas del mundo y persiguen sus propios intereses, ¿qué necesidad había de que los pueblos de la región tuviesen que soportar la hiel y el tormento de su presencia en estas tierras? Los Estados Unidos son nefastos para los países de la región del golfo Pérsico y para todo lugar en el que se presenten. No aportan seguridad a ningún lugar ni son de los que se oponen a invasiones. Ellos mismos son invasores. ¿Acaso la invasión de Kuwait es distinta de la invasión de Granada, la de Panamá o la de otros sitios? Si se oponen a las invasiones, ¿por qué los miembros permanentes del Consejo de Seguridad no se han posicionado contra ellos de esa manera? ¿Cómo es que si invade Estados Unidos está bien, pero si lo hace otro está mal? Invadir está mal, lo haga quien lo haga» (29/08/1990).

EEUU atacaría militarmente a Cuba igual que a Panamá si pudiera hacerlo, de manera que no puede

«Otro indicio evidente de que Estados Unidos no tiene la fuerza que afirma tener y de que su aspecto sobrecogedor ―que intimida a los débiles― supera con mucho su fuerza real está en que hay muchos lugares donde quisieran ejercer su poder e imponer su fuerza, pero no son capaces de hacerlo. ¿Qué lo indica? Pues que allá donde podían lo han hecho, como en Panamá. Si Estados Unidos pudiera hacer lo mismo que en Panamá (5) en otros países revolucionarios ―en esa misma Cuba que tanto lo enoja y de la que tanto se queja―, lo haría. Por lo tanto, no puede. Si pudiera hacer eso en otros países de esa región o de otras que se oponen a la política de Estados Unidos, lo haría, como muestra que lo hiciera en Panamá. Al fin y al cabo, esa gente no piensa en cuestiones humanitarias. El Gobierno estadounidense no piensa en el derecho internacional. No respeta los derechos de los pueblos. En el momento en que pueden, penetran en un país y, sin prestar atención a los derechos de ese pueblo, eliminan su Gobierno. A aquella persona se la llevaron y la encarcelaron en su propio país. Allá donde pueden, eso es lo que hacen. Allá donde no lo hacen, no pueden. Esa es la realidad de su poder» (02/05/1990).

Lo que hizo Saddam a Kuwait es lo mismo que EEUU hizo a Panamá

«Analizar los acontecimientos en curso no es tarea complicada. Cualquiera que observe el escenario puede hacerlo. El análisis no es un problema. El problema está en otro lugar. Cualquiera que contemple este paisaje verá hostilidades por bienes mundanos ―eso mismo de que se habla en nuestras tradiciones―. Será testigo de la guerra entre los buitres por la carroña. Un buitre era Saddam Huséin. Otro es el señor Bush.

»Cuando Saddam dice que quiere defender a su pueblo o a los pueblos árabes, se trata de necedades, mentiras y ridiculeces. Defiende su propio poder. Se trata de alguien que de alzarse frente a él miles o incluso cientos de miles de personas de su propio pueblo, si considera necesario eliminarlas, ¡las eliminará sin dudarlo un segundo! Trabaja para sí mismo, para su propio poder, sus ambiciones y sus insaciables deseos mundanos. Como dijo el imam Jomeiní (q. e . p. d.) a sus propios interlocutores, incluso si les dan a ustedes el mundo entero, les parecerá poco. No es ya por hacerse con el gobierno de ese país, sino por la carroña del mundo, por el poder y por estar dos días más subido al trono. ¡Desgraciado el ser humano descuidado que no conozca la filosofía de su propia existencia ni sepa distinguir dónde reside su felicidad!

»Y la otra parte, que entró en la contienda en nombre de la defensa de los intereses del mundo libre frente a a la dictadura de Saddam ―es decir, Estados Unidos―, miente más que habla. También ellos son invasores y actúan en pro de sus propios intereses. Lo que ha hecho Saddam en Kuwait es exactamente lo mismo que había hecho Estados Unidos cerca de un año antes en Panamá, y varios años antes en Granada (6). ¡Es solo la versión árabe! La otra es la versión estadounidense, que le cayó encima al pueblo de esos países acompañada de algo más de oropeles, cubriéndose el crimen con envoltorios dorados y un bello envoltorio. Pero lo que ha hecho este es la versión árabe iraquí, la versión de Saddam. En definitiva, la realidad del asunto es la misma. No hay ninguna diferencia. Como buitres con los ojos puestos en la carroña, las potencias están enzarzadas, atacándose con el pico y con las garras. Así deben entenderse las cosas» (15/08/1990).

Notas

(1) El pueblo de Praga (capital de Checoslovaquia) salió a las calles con el pretexto del aniversario de la muerte de un estudiante, en lo que acabó llevando al derrocamiento del sistema comunista. En las primeras elecciones democráticas organizadas en aquel país desde la Segunda Guerra Mundial, fue elegido presidente de la República el dramaturgo crítico Václav Havel.

(2) En agosto de 1968, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas atacó Checoslovaquia junto a sus aliados del Pacto de Varsovia. La campaña militar siguió a las amplias reformas políticas de Checoslovaquia conocidas como «Primavera de Praga».

(3) En 1956, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas atacó Budapest, capital de Hungría, por protestas populares contra el Gobierno comunista que habían colocado en aquel país. En la represión mataron a miles de personas. Además, en 1939 la Unión Soviética lanzó un ataque militar contra Polonia y ocupó la mitad oriental del país.

(4) La Unión Soviética, Alemania Oriental, Polonia, Hungría y Bulgaria.

(5) Referencia al ataque militar estadounidense a Panamá de 1989. En la incursión, los infantes de marina estadounidenses ocuparon el país centroamericano, asaltaron el lugar donde estaba el general Manuel Antonio Noriega, comandante en jefe de las Fuerzas de Defensa panameñas, lo detuvieron y lo llevaron a Estados Unidos.

(6) En 1983, por orden de Ronald Reagan, entonces presidente de Estados Unidos, fue invadida y ocupada por tropas estadounidenses la isla caribeña de Granada, con quinientos mil habientes. Reagan proclamó que atacaba para estabilizar la democracia (¡!), que según él estaba amenazada por izquierdistas que contaban con el apoyo de Cuba.