«Estados Unidos, tras el escenario de la diplomacia, es un lobo sanguinario. En las apariencias está la diplomacia, las sonrisas, las palabras y las cosas que dicen a veces haciéndose los honrados; pero en el fondo de las cosas… ¡una bestia! Un lobo salvaje y sanguinario, como se observa en muchos lugares del mundo. Eso sí: a veces lobo, y a veces zorro taimado. Aparece en distintas formas. La situación actual de Afganistán es una muestra de ello. Afganistán es país hermano nuestro, con la misma lengua, la misma religión, desde el punto de vista cultural la misma cultura, y verdaderamente los problemas y desgracias de Afganistán lo conmueven a uno profundamente. Estos acontecimientos que se están produciendo uno tras otro, con el suceso del jueves (1), con esas matanzas, esos problemas y esas penurias que están soportando ellos son obra de Estados Unidos. Llegaron y ocuparon Afganistán veinte años, y en estos veinte años han cometido todo tipo de tropelías contra los afganos. ¡De todo tipo! Han bombardeado ceremonias fúnebres, han bombardeado bodas, han matado a sus jóvenes, han metido sin motivo en cárceles variopintas a muchos de los suyos, han hecho que la producción de droga sea en Afganistán decenas de veces superior, ¡decenas de veces! Varias decenas de veces más. Han hecho esas cosas, y eso sin dar un solo paso en pro del avance de Afganistán. En definitiva, el Afganistán de hoy no está más adelantado en términos de progreso cívico y de infraestructuras, si es que no está más atrasado» (28/08/2021).

Notas

(1) Alusión al ataque suicida cometido en los alrededores del aeropuerto de Kabul ―custodiado por tropas estadounidenses― que causó la muerte a más de ciento sesenta personas y heridas a otros más.