El mundo necesita los claros y provechosos conceptos islámicos

Sobre la cuestión de la mujer y cuanto la rodea (…), el atraso en ese ámbito no es del mismo género que el atraso en la ciencia que como decimos que nos aqueja. En este caso, si hablamos de atraso se debe a que en las cuestiones de la mujer, del sexo y de las cosas que ocurren y tienen sentido en torno a la existencia de la mujer, como la familia, los hijos, el matrimonio, la tranquilidad, etc., nosotros tenemos ideas extraordinarias que no hemos logrado transmitir al mundo y que estén presentes en la mentalidad mundial; atraso en ese sentido. Y eso, cuando el mundo tiene necesidad de conceptos y principios generales claros que resulten de ayuda. Ya han visto ustedes como algunas señoras decían que, cuando plantean estas cosas por el mundo, encuentran buena acogida. Otras señoras han dicho que los hallazgos en psicología y otras disciplinas corroboran los preceptos islámicos sobre la mujer (…). Verdaderamente no debemos perder tiempo ni detenernos en absoluto en este campo, y hay que decir que el movimiento de despertar en el ámbito de de las cuestiones relativas a las mujeres no debe demorarse a mitad de camino. No hay que vacilar a mitad de camino. Si bien por medio del Islam disponemos de un discurso completo, útil y convincente, en la práctica frente al discurso occidental sobre la mujer hemos caído en la pasividad.

11/05/2013

Necesidad de cuidar la posición de la mujer en la sociedad

Si alardeamos de tener tantas mujeres intelectuales o con estudios, eso está bien y es oportuno. Si decimos que tenemos determinado número de escritoras o de mujeres activas en el plano cultural o político, no pasa nada. Si decimos que tenemos tal número de mujeres dispuestas al martirio y a combatir en distintos frentes, está bien. Si decimos que tenemos tal cantidad de mujeres activas en los ámbitos políticos revolucionarios ―locutoras, escritoras…―, está bien. Hablar con orgullo de esas cosas es bueno. Pero jactarse de tener tal número de ministras, de diputadas, de vicedirectoras en distintos departamentos o de mujeres que presiden negocios es un error. Eso es pasividad frente a ellos. ¿O acaso el plan era dar los trabajos masculinos a las mujeres? No, la posición de la mujer, su idiosincrasia y su modo de ser constituyen para el propio sexo femenino una identidad de gran elevación y dignidad. En algunos aspectos, es más elevada que la del hombre. Cuando se considera de manera global, entre el hombre y la mujer no hay diferencias. Desde el punto de vista de la creación y de sus particularidades constitutivas innatas creadas por Dios Altísimo, algunas prerrogativas tienen aspecto femenino, mientras que otras lo tienen masculino. Dios Altísimo ha dado cierta cantidad de particularidades a un sexo, y cierta cantidad al otro. Uno sobresale por ciertos valores, y el otro por ciertos otros. Por eso no hay diferencia alguna entre ellos en lo que se refiere a su calidad de seres humanos. En nada son distintos. En aquellas cosas que establece Dios Altísimo para el ser humano ―desde el punto de vista de los derechos como ser humano, de los derechos sociales, de los valores espirituales y del curso del perfeccionamiento espiritual―, no se diferencian en nada. Un hombre llega a ser un Alí ibn Abi Tálib, y una mujer llega a ser una Fátima al-Zahra; un hombre llega a ser como Jesús, y una mujer como María. No hay diferencia entre ellos. De modo que la perspectiva correcta consiste en conocer nosotros a la mujer dentro de su propio género, tal como es, una mujer real, un ser femenino real, y ver qué valores pueden hacer que ese individuo de ese sexo o ese colectivo de ese género se desarrollen y se eleven. Esa es la perspectiva correcta. No hubiéramos debido caer en la pasividad frente a Occidente, pero lamentablemente caímos.

11/05/2013

El sexo femenino es más fuerte que el masculino

De lo que habla el Islam es de la mujer real (…). En ese planteamiento han de afirmarse las particularidades de la mujer: la nobleza de la mujer, la dignidad de la mujer, la delicadeza de la mujer ―delicadeza no solo física, sino también de complexión intelectual y nerviosa y delicadeza en la función que debe desempeñar―. Los finísimos y delicados hilos que son los nervios del niño solo pueden desenmarañarlos, para que no se formen nudos y aparezcan complejos, los sutiles y tiernos dedos de la madre. Nadie más puede hacerlo; ninguna otra persona que no sea de sexo femenino. Se trata de un trabajo de mujeres. Algunas tareas van aparejadas a tal nivel de delicadeza que queda uno asombrado por la potencia divina, por cómo ha otorgado a las mujeres esa gran capacidad acompañada de delicadeza. Yo lo digo siempre a los amigos, a los parientes y a las mujeres: en contra del dicho conocido, de los dos sexos el sexo más fuerte es el femenino. Las mujeres son más fuertes que los hombres. Las mujeres pueden, con tacto y delicadeza, manejar al hombre a su antojo. Eso lo ve uno en la experiencia y lo puede demostrar mediante analogías intelectuales y racionales. Es una realidad. Sí, claro que hay mujeres que actúan sin tacto y por tanto no pueden hacerlo; pero la mujer que posee tacto tiene al hombre amaestrado. Es como si alguien puede poner riendas a un fiero león y montarlo. Eso no quiere decir que esa persona sea más fuerte que el león físicamente, sino que ha sido capaz de ejercer autoridad espiritual. Las mujeres tienen esa capacidad, pero con delicadeza. Y cuando hablo de delicadeza, no se trata solo de delicadeza en la constitución y complexión corporal, sino de la delicadeza de pensamiento, previsión y modo de decisión que Dios Altísimo ha puesto en la mujer. Por tanto, a mi juicio, la base sobre la cual operar debe ser esa. Ese planteamiento ha de reforzarse y llevarse adelante.

11/05/2013

Importancia de la cuestión de la mujer

A mi juicio, cuanto más se incida en el papel de la mujer, mucho mejor. Nuestras mujeres son muy sufridas. Tengo muchas cosas que decir para hablar largo y tendido sobre las mujeres. La cuestión de la mujer es una realmente importante. Algunos no prestan atención y hablan como si se tratara de un asunto para la exhibición que por lo que sea está de moda. Bien, dejando a un lado las corrientes feministas y la dirección particular occidental en lo que toca a la mujer, el papel primordial de la mujer en la familia y en la colectividad, su valor y su importancia y los asuntos de esta índole son cosas de las que verdaderamente nosotros nos hemos ocupado poco, y esta insuficiencia nos está causando perjuicios.

04/02/2003

Claridad de la perspectiva del Islam sobre la mujer y la familia

La perspectiva del Islam sobre la familia y sobre la posición en ella de la mujer es muy clara: al-mar’a sayyidat baytiha, «la mujer es la señora de su casa». La ama de la casa es la mujer. Eso es del Nobilísimo Profeta. La posición de la mujer en la familia es la misma que se ve en diversos dichos de los Imames (con ellos la paz): al-mar’a rayhana wa laisat bi-qahrimana. La expresión árabe qahriman significa «administrador», «asistente»… un sirviente respetado. Y dice: en la casa, la mujer no es una qahrimana. Es una rayhana, la flor de la casa. Dirigiéndose a los hombres, dice: los mejores de entre vosotros son quienes mejor tratan a sus esposas. Tales son las ideas del Islam, e iguales a esa hay tantas como se quiera; pero, al mismo tiempo, el cumplimiento de lo deseado por el Islam para la familia no se termina con esas expresiones ni se resuelve con ellas. Requiere un amparo legal que dé respaldo a su ejecución, una sanción que garantice la aplicación, y eso debe llevarse a la práctica. En el pasado, a lo largo de muchos años, esa tarea no se ha realizado. Las familias que eran religiosas y los hombres que gozaban de buen temperamento y buenas costumbres y que observaban el derecho religioso se atenían a ciertas consideraciones; pero en casos en los que no se daban esas particularidades esas consideraciones no se observaron. Se cometieron atropellos contra la mujer dentro de la familia. Por supuesto, no es que yo piense que los occidentales vayan por delante de nosotros en este campo, ¡de ninguna manera! Un servidor dispone de numerosas estadísticas (…). El estado interno de las familias occidentales es con toda certeza peor que el de las familias islámicas, iraníes u orientales en materia de opresión de la mujer e incumplimiento de sus derechos; y si no es peor, mejor tampoco es. En algunos casos es definitivamente peor. Pero nosotros no nos fijamos en ellos, no son nuestro modelo. En el ámbito familiar tenemos muchas carencias. Se requiere respaldo legal, garantías legales, sanciones que garanticen la aplicación, y eso debe hacerse realidad. Esta cuestión está entre las áreas y campos en los que se ha trabajado poco en el país y se debe trabajar.

22/05/2011

Claridad de la perspectiva del Islam sobre la familia

A menudo se pasa lamentablemente sin prestar atención al terreno de las conductas dentro de la familia, cuando la perspectiva del Islam está totalmente clara: el ámbito familiar debe ser para la mujer un ámbito seguro, un ámbito de dignidad y un ámbito de tranquilidad para que la mujer pueda cumplir su deber fundamental, que no es sino la preservación de la familia, de la mejor manera posible.

22/05/2011

El sustento de la familia es responsabilidad del hombre

Dice el Corán: «Los hombres son los encargados de proteger y atender a las mujeres». Es decir, que la tutela sobre los asuntos de la familia es responsabilidad del hombre. Es él quien debe ir a trabajar. El sustento de la familia corre a su cargo. La mujer es dueña de toda riqueza que tenga, y el sustento de la familia no es responsabilidad suya.

18/09/2000

En el Islam se impide que el hombre coaccione a la mujer

En el Islam no se autoriza al hombre a coaccionar a la mujer e imponerle algo. Dentro de la familia, se estipulan para él derechos limitados, basándose por completo en la conveniencia y la sabiduría. A quienquiera que se le digan y expliquen esos derechos los aprobará.

18/09/1996

Respeto del Islam por los derechos del hombre y la mujer

El Islam considera al hombre sostén; y a la mujer, flor fragante. Esto no es una impertinencia ni para con la mujer ni para con el hombre; no supone pasar por alto los derechos de la mujer ni los del hombre, sino percibir su naturaleza correctamente. Y resulta que entre ambos la balanza está equilibrada. En otras palabras, al poner sobre uno de los platillos de la balanza al sexo bello y delicado, que es fuente de sosiego y de disposición espiritual del entorno de vida, y en el otro al sexo de la dirección y el funcionamiento, punto de apoyo y confianza para la mujer, ambos platillos se equilibran. Ni pesa más este que aquel, ni aquel que este.

12/03/2000

Igualdad del hombre y la mujer en valores humanos

La visión del Islam es que el hombre y la mujer son iguales desde el punto de vista del valor como seres humanos: «En verdad, para los musulmanes y las musulmanas, los creyentes y las creyentes, los obedientes y a las obedientes a las ordenes de Dios, los sinceros y las sinceras, los pacientes y las pacientes» (Sagrado Corán, 33:35)… hasta el final. El musulmán y la musulmana no se diferencian en modo alguno en lo que se refiere a los valores divinos y humanos, y comparten además deberes comunes. El deber de ordenar el bien es común; es común el deber de servir, y lo es para ambos a su manera el de la lucha por la causa de Dios. No es particular del hombre ni de la mujer. Ambos tienen deberes específicos. La mujer tiene unos deberes y el hombre tiene otros particulares; y para que esos deberes específicos se cumplan, Dios Altísimo creó en adecuación con ellos la composición de sus respectivas estructuras corporales y anímicas.

03/02/2021

El hombre es un apoyo para la mujer

Algunas corrientes equivocadas, que además no son específicas de las mujeres ―también los hombres siguen a veces esas corrientes―, buscan decir: «¡No! Cambiemos el género (los papeles del hombre y la mujer) que hay a cada lado de la balanza». ¿Y qué conseguimos si hacemos eso, aparte de caer en un error y estropear ese jardín lleno de bien y de belleza? Pues, salvo eso, nada: se eliminan mutuamente los beneficios y se descuida el ámbito familiar; se hace que el hombre y la mujer duden el uno del otro; se pierde ese cariño y amor que es la base primordial de la actividad. A veces sucede que el hombre adopta en la casa el papel de la mujer. La mujer se convierte en soberana absoluta y le da órdenes al hombre: «Haz esto», «no hagas lo otro»… y el hombre, impotente y sumiso. Claro, un hombre así ya no puede ser el apoyo de la mujer. A la mujer le gusta un buen apoyo. A veces, por el otro lado, el hombre impone cosas a la mujer: de todas las compras, el trabajo y las peleas con los clientes, pongamos por caso, se ocupa la señora. ¿Por qué? Que si «tengo cosas que hacer», que si «no tengo tiempo»… ¡Lo de no tener tiempo es lo fundamental! Dice que tiene que ir a la oficina y que es la señora quien debe hacer las tareas. Es decir, tareas sin atractivo y pesadas para la mujer. Claro está que es posible que durante un tiempo la entretenga, pero ese no es trabajo de ella.

18/09/2000

La delicadeza del alma de la mujer

En las tradiciones, se dice «al-mar’a rayhana», «la mujer es una flor»; y fíjense ustedes como, si un hombre se comporta con esa flor con violencia y falta de atención, sin tener en consideración que se trata de una flor, lo ignominioso y malo que resulta. Cosas como imposiciones, excesos, exigencias abusivas de los hombres respecto de las mujeres, expectativas excesivas y fuera de lugar…  al-mar’a rayhana wa laisat bi-qahrimana. Qahriman se refiere al que hace el trabajo de los proveedores actuales en lo relativo a la vida (…). La mujer no es su proveedor, para que le encarguen todas las faenas de su existencia y luego le hagan reproches. ¡No! Es una flor que tienen ustedes en sus manos (…). Incluso si se trata de una científica o de una política, en lo que respecta a la convivencia familiar es una flor.

18/09/2000

Hombre y mujer tienen papeles equivalentes

No se puede decir que al esposo le corresponda una porción mayor ni que le corresponda una porción mayor a la esposa. No. A ambos les corresponde un papel en el mantenimiento de esa institución y esa agrupación de dos personas, que después va aumentando gradualmente.

05/09/2000

Los seres humanos se enmiendan en la familia

En la familia se enmiendan tres tipos de personas: uno, los hombres que son el padre de la familia; otro, las mujeres que son las madres de la familia; y el otro, los niños que son la siguiente generación de la sociedad.

09/05/1995

Los padres son para los seres humanos dos maestros afectuosos

El ser humano está para la educación; está para la guía, la elevación y la perfección. Eso no es posible más que en un entorno seguro; un entorno en el que no se formen complejos y animadversiones, en que la persona se vea colmada, en que lo aprendido por cada generación se vuelque en la generación siguiente y en que el ser humano se ponga ya en la infancia bajo el magisterio correcto, fluido, natural e innato de dos maestros más afectuosos con él que cualquier otro ser humano del mundo; es decir, de los padres.

11/08/1997

Necesidad de que la mujer musulmana haga esfuerzos en la vía de la ciencia y la sabiduría

La mujer musulmana debe afanarse en la vía de la ciencia y la sabiduría; en la vía de la edificación espiritual y moral de sí misma; ha de tomar la iniciativa en el terreno del Yihad y la lucha ―Yihad y lucha del tipo que sea―; ser indiferente a las vanidades mundanas y los lujos sin valor; poseer una castidad, inocencia y pureza tales que repelan las miradas lascivas de extraños; ser en el hogar el corazón sosegado de su marido e hijos; ser fuente de tranquilidad en la vida y calma en el ámbito familiar; educar en su regazo pleno de amor y de afecto, con sabias, agudas y cariñosas palabras, hijos sanos desde el punto de vista psicológico; hacer que en su regazo se críen personas sin complejos, de buen espíritu y sanas desde el punto de vista anímico y nervioso, y traer al mundo a los hombres, las mujeres y las personas distinguidas de la sociedad.

16/12/1992

Perdurabilidad de la familia en la cultura islámica

En el Islam y en la cultura islámica, la familia es duradera. En la familia están los abuelos y los padres, que ven a sus nietos y bisnietos (…). Las tradiciones se comunican. La generación pasada transmite su herencia a la siguiente. No se los cría desligados, desarraigados, solos y sin afecto.

22/07/1997