Comparación entre el modo de contemplar la cuestión de la mujer de Occidente y el del Islam

La base de la civilización europea actual no es sino la cultura romana. En otras palabras, lo que hoy reina sobre toda la cultura europea y occidental y, en consecuencia, sobre la cultura de Estados Unidos y de los restos de Occidente son los mismos principios y líneas que existieron ya en el Imperio romano. Hoy los criterios son aquellos mismos. También entonces elevaban a las mujeres a los puestos más altos, les profesaban respeto, las maquillaban y las adornaban. ¿Pero para qué? ¡Para satisfacer uno de los rasgos humanos más terrenales y materiales del hombre! ¡Qué insultante y degradante es eso para el ser humano y para la mujer! Y en Irán era exactamente igual. Habrán oído ustedes hablar de los harenes de los reyes sasánidas. ¿Y qué significa tener un harén? Un harén no es más que un insulto a la mujer: que un hombre, por tener poder, ¡se permita mantener dentro de su harén a mil mujeres! Si todo el pueblo de ese rey tuviera también poder, cada uno tendría mil, quinientas, cuatrocientas o doscientas mujeres, según pudiera! ¿Qué tipo de actitud hacia la mujer supone eso?

Y entonces, en semejante mundo, el Nobilísimo Profeta cría una niña que llega a merecer ¡que el Profeta de Dios vaya a a besarle la mano! Al beso del Profeta en la mano de Fátima al-Zahra no se le debe en ningún caso atribuir un sentido emotivo. Es muy incorrecto y muy mezquino figurarse que le besaba la mano porque era su hija y la quería. ¿Acaso se agacha a besar la mano de su hija una figura de esa dignidad, y más con el sentido de la justicia y la sabiduría que hay en el Profeta, apoyado en la revelación y la inspiración divinas? No, se trata de otra cosa, con otro sentido. Lo que indica es que aquella joven muchacha, aquella mujer que tenía al abandonar este mundo entre dieciocho y veinticinco años de edad ―se ha dicho tanto dieciocho como veinticinco años― se hallaba en la cima del firmamento humano y era una persona fuera de lo común. Ese es el modo de contemplar a la mujer del Islam. Vayan en ese sentido, tanto en las observaciones relativas a la cultura, las cuestiones sociales y las perspectivas (…) como en el cultivo de la ciencia y el saber (…). Vayan en ese sentido.

25/12/1991

Incompatibilidad del pueblo musulmán con la cultura de Occidente

Al pueblo musulmán de Irán no le agrada la cultura de Occidente y no está en consonancia con ella. Pese a las tretas y ardides propagandísticos que emplean apelando a la defensa de las mujeres, nosotros tenemos la convicción de que no creen en la dignidad y la respetabilidad femeninas.

23/11/1994

Propaganda falaz de Occidente sobre la actitud del Islam hacia la mujer

Una abundante propaganda occidental finge que con la visión islámica se impide el desarrollo y el progreso de la mujer. Eso es una mentira flagrante y una idea totalmente sesgada. En nuestro país no hemos tenido en ningún momento de la historia tantas mujeres con estudios, ni en el pasado ni en el período de la plaga occidentalizadora. No teníamos tantas mujeres afanándose en actividades sociales, culturales o científicas. No teníamos tantas mujeres influyentes en el destino colectivo. No teníamos tantas mujeres poseedoras de comprensión y análisis políticos. No teníamos tantas escritoras, traductoras o mujeres artistas en el auténtico sentido de la palabra. Todo eso son bendiciones de la República Islámica y de la visión islámica la mujer, que es una visión reverencial.

03/02/2021

Diferencia entre las visiones del Islam y Occidente sobre el papel del hombre y la mujer en la familia

El hombre y la mujer tienen cada uno una disposición natural, un carácter, unos estados de ánimo y unos instintos que le son propios. Si usan su temperamento propio de modo cabal, en lo familiar formarán una pareja completa, armoniosa y adecuada. Si el hombre se excede, el equilibrio se rompe. Si se excede la mujer, el equilibrio se rompe también. En la familia, el Islam sitúa a ambos sexos, masculino y femenino, como las dos hojas de una puerta, como los dos ojos del rostro humano, como dos compañeros de trinchera en el frente de batalla de la vida o como dos tenderos asociados en una tienda. Cada uno de ellos tiene una naturaleza, unas particularidades y unas virtudes, tanto en el cuerpo, el espíritu y el pensamiento como en los instintos y las emociones que les son propios. Esos dos sexos, si viven juntos dentro de esos márgenes y normas estipulados por el Islam, tendrán una familia duradera, afectuosa, próspera y provechosa.

Actualmente, en el mundo occidental, las bases de la familia son muy frágiles. Las familias y, en especial, las mujeres sufren por separaciones y disgregaciones. Si una familia se desintegra, Dios no lo quiera, tanto el hombre como la mujer, ambos, quedan a la deriva, sin hogar e infelices, sufriendo. Pero, a todo esto, quien más sufre es la mujer. De eso sufren hoy las mujeres en el mundo occidental, porque las familias se descomponen, se desintegran y se destruyen fácilmente. A veces son las propias mujeres quienes hacen que el hogar familiar se desmorone, pero son también ellas mismas quienes más sufren las consecuencias.

Lo importante es que, en el ámbito familiar, esos dos componentes, esos dos seres, están en armonía y conviven el uno con el otro a la vez que poseen cada uno sus características propias. Desde el punto de vista físico, la mujer es más delicada, mientras que el hombre es más fuerte y más fornido. Así las cosas, si la ley no defiende a la mujer, es posible que el hombre la maltrate. Por eso la ley tiene una gran responsabilidad en la defensa de las mujeres que han formado una familia y están dentro del ámbito familiar. A lo que nosotros debemos atender con diligencia en nuestro país es a la defensa moral y legal de la mujer, para que el hombre no pueda cometer abusos en el ámbito familiar.

18/09/1996

Diferencia de Occidente y el Islam en la defensa de los derechos de la mujer

Si la receta occidental para la mujer fuese correcta, los occidentales no se verían obligados, setenta, ochenta o cien años después, a volver a lanzar de nuevo un movimiento por los derechos de las mujeres. Me refiero al movimiento que han comenzado en estos últimos años. Hace ahora diez o veinte años que han vuelto a lanzar nuevos movimientos en nombre de la defensa de los derechos de la mujer y de su libertad. ¿Por qué? Si la libertad occidental fuera un plan exitoso y si la defensa de los derechos de la mujer fuese auténtica, no habría necesidad después de cien años de que vengan unos y vuelvan a lanzar un movimiento y a alborotar. Por tanto, esa receta era incorrecta. Su receta actual lo es también, y no llevará a nada que no sea crear miseria y problemas para el hombre y para la mujer; en especial para la mujer.

Pero el modo de actuar islámico no es ese. El objetivo del Islam en la defensa de los derechos de las mujeres es, como se ha dicho, que la mujer no esté oprimida y que el hombre no se considere a sí mismo soberano sobre la mujer. En la familia hay unos límites y unos derechos. El hombre tiene ciertos derechos, la mujer tiene también unos derechos y esos derechos se han dispuesto de manera extremadamente justa y equilibrada. No hablo de lo que se haga en nombre del Islam y esté mal ni lo defiendo. Lo que pertenece al Islam son las manifestaciones claras e indiscutibles del Islam. Son esas las cosas que reconocen un equilibrio entre los derechos del hombre y la mujer dentro de la familia.

22/10/1997