«Vean ustedes el suceso de Shah Cheragh, en Shiraz, el gran crimen que fue. ¿Qué pecado había cometido ese niño de segundo curso, el de sexto o el de décimo? ¿Por qué han cargado sobre los hombros de esa criatura de seis años que ha perdido a sus padres y a su hermano semejante montaña aplastante de dolor? ¿Por qué? ¿Qué ha de hacer este niño con esa inmensa, insoportable pena? Todo eso es criminal. Se trata de crímenes gravísimos. Ese joven estudiante de ciencias religiosas ―el joven estudiante de religión que alcanzó el martirio en Teherán, el querido Armán―, ¿qué pecado había cometido? Un joven estudiante de ciencias religiosas, que de universitario pasó a las escuelas de estudios islámicos; religioso, fiel, devoto, hezbolahí. Que lo torturaran y lo atormentaran hasta matarlo y tirasen su cadáver en la calle, ¿acaso son actos nimios? ¿Qué gente es esa? Hay que pensar (…). ¿De dónde reciben órdenes? ¿Por qué esos que dicen defender los derechos humanos no lo han condenado?» (02/11/2022).