«La mujer es la productora de seres que proceden de ella. ¡Es así! Es ella quien gesta, ella quien pare, quien alimenta, quien cuida: la vida de los seres humanos está en manos de las madres. La vida de los hijos depende de las madres. El amor que Dios ha colocado en el corazón de la madre por su hijo es algo sin igual: no hay ningún otro amor de ese tipo en absoluto que tenga la misma cualidad que ese que Él ha dado. Está en sus manos el derecho sobre la vida y luego sobre la continuidad de las generaciones. Las madres son la fuente de la continuidad de las generaciones. La descendencia humana prosigue mediante la maternidad (…). Son las madres quienes esparcen las semillas de la fe en los corazones. Son las madres quienes crían fieles y devotos a los hijos. La fe no es una lección que alguien pueda impartir a otro y este la memorice. La fe es un crecimiento, es un desarrollo espiritual que precisa de siembra. Esa siembra tiene lugar por medio la madre» (04/01/2023).