En el nombre de Dios, Clemente y Misericordioso (1).

Alabado sea Dios, Señor de los mundos, y vayan las bendiciones y la paz para nuestro maestro Muhammad y su familia pura, en especial para el Imam del Tiempo.

Sean ustedes muy bienvenidos. También un servidor, igual que ha dicho el Excmo. Sr. general de división Baqerí, se alegra mucho de este encuentro, celebrado después de un largo intervalo, y espero que Dios Altísimo les depare el éxito en aquello que es objeto de Su satisfacción y en lo que les resulte indispensable para el prominente servicio que prestan. Les felicito por otra parte el Nouruz. Por más que haya transcurrido ya cerca de un mes desde la fiesta de Año Nuevo, esta prosigue durante dos o tres meses y se puede felicitar sin problemas.

Las palabras del Sr. Baqerí han sido muy acertadas. Son justo esas cosas que él ha expresado las que uno espera de las Fuerzas Armadas. Por otra parte, en algunos casos han hecho ustedes planes y han tomado decisiones con muy buena idea, pero decidir es solo la mitad del trabajo. La otra mitad consiste en llevar eso a la práctica, ir y hacer un seguimiento de las cosas, etc. No dejen que esas decisiones queden obsoletas; que queden ahí, perdiendo su frescura y olvidándose gradualmente. Y no se extrañen de que les haga esta recomendación, porque es algo que sucede mucho, también en las Fuerzas Armadas, al igual que fuera de ellas. Se decide, las personas que están en lo alto del organigrama de toma de decisiones están seriamente resueltas y tienen la convicción y la voluntad, pero cuando esa decisión va atravesando hacia abajo el escalafón administrativo y de personal, se va debilitando más y más ¡y a veces no se ejecuta! No dejen que eso suceda. Eso, por un lado.

En segundo lugar, las cosas que comiencen continúenlas, denles seguimiento. Pongamos por caso la construcción de viviendas: han empezado ustedes a construir tal número de casas. Muy bien, pero uno de los defectos de esos planes de construcción en nuestro país es que se demoran más tiempo del necesario y del establecido. Por ejemplo, si un complejo de viviendas ha de concluirse en tres años, no deben dejar que se vuelvan siete o diez. Esta es otra de mis recomendaciones.

Traigo anotados varios asuntos que quisiera compartir con ustedes, mis queridos hermanos. Uno se refiere a la posición que ocupan ustedes: cuando se dice “los soldados son, Dios mediante, las fortificaciones de la gente” (2), lo que eso significa es que ustedes son una fortaleza, son una cerca protectora para el pueblo, para la sociedad. Ese es un gran honor. ¿Cabe acaso orgullo mayor? El Príncipe de los Creyentes (con él las bendiciones y la paz) describe a los soldados diciendo que son sólidas empalizadas en torno al país y a la nación. ¿Qué hay que esté por encima de eso y sea más importante? Vean cuán valioso es ya tomar a una sola persona a su cargo y darle refugio, y compárenlo luego eso con toda una nación. Ustedes tienen bajo su protección a una nación. De modo que se trata de una posición muy elevada, una posición de gran importancia. Y en esa misma medida acarrea responsabilidad. Como todas las cosas muy valiosas, suponen una responsabilidad en consonancia con ese valor. De modo que sean conscientes de su importancia y de la importancia de esa labor, de ese trabajo, de esa responsabilidad, y asuman también cabalmente las responsabilidades correspondientes. Asuman el peso de esa responsabilidad y trabajen en esa área.

El punto siguiente es que, afortunadamente, nuestras Fuerzas Armadas están haciendo progresos. Todos los índices que se tienen en cuenta lo muestran. No es que no tengamos carencias. Claro que sí, de eso no cabe duda: tenemos carencias y puntos débiles, pero lo importante es que la dinámica es de progreso. Eso es seguro. No hay estancamiento, hay progreso. Este es un punto de extrema importancia. No dejen que eso se pierda. El estancamiento es además igual que el retroceso; no hay diferencia alguna entre ambas cosas. No se conformen con la situación existente; tengan la voluntad de avanzar. Yo he insistido antes en el concepto de evolución (3). La evolución es el modo superior de ese dinamismo. Lo que hace falta es dinamismo y movimiento hacia delante, progreso. Observen ustedes y vean qué pueden hacer en el sector en el que se hallan ustedes a ese respecto.

Otro asunto de inmensa importancia es el de la preparación. Ya ha aludido un caballero a los juegos de guerra (4). Al fin y al cabo, son importantes. Mediante los juegos de guerra, deben ustedes estar preparados en todo ámbito en el que esté involucrado el enemigo; en todos los ámbitos: aéreo, terrestre, marítimo, asuntos de seguridad, infiltración... todos los campos que pertenecen al área de trabajo de las Fuerzas Armadas. Cuando hay amenaza, debe haber preparación. Y amenaza hay siempre, puesto que no puede imaginarse un tiempo en el que no la haya. Puede imaginarse uno en el que haya paz y no guerra, pero imaginar un tiempo en el que no haya amenaza alguna… a mi juicio eso no es posible y no va a suceder. Por lo tanto, debe haber preparación siempre. Es en definitiva aquello de wa-a’iddu wa lahum ma-stata’tum (Sagrado Corán, 8:60: “Y preparad contra ellos cuanto podáis”). Prepárense. A’iddu significa “preparad”. ¿Prepararse cuánto? Ma-stata’tum: “Cuanto podáis”, cuanto sean capaces. Min qúwwatin wa min ribati-l-jayl (Sagrado Corán, 8:60: “En materia de fuerza y de caballería”). Esa preparación, esa misma preparación, es ya en sí disuasoria; el mismo hecho de estar preparados. Por eso, en esa misma aleya dice turhabuna bihi. Mediante esa preparación y esa disposición, turhabuna bihi aduwwa-l-Lah wa aduwwakum (Sagrado Corán, 8:60: “Para intimidar con ella a los enemigos de Dios y enemigos vuestros”). Es decir, que cuando ustedes están preparados y el enemigo siente que ustedes están preparados, eso de por sí es ya disuasorio. Supone disuasión en el medio del aire, supone disuasión en el sistema defensivo y supone disuasión en estas operaciones marítimas. Los ejercicios y maniobras militares que realizan ustedes en el mar y en tierra son disuasorios. Es igual en todas las distintas áreas. Así que mantengan la preparación, de manera que el enemigo lo vea.

Y esa amenaza a la que me he referido, ¿de dónde viene? Este también es un motivo de reflexión importante. No hemos de confundirnos. A veces uno ve, pongamos por caso, que una potencia pequeña y sin importancia dice algo o hace algo y la mente de uno le presta atención. No nos ocupemos de esos hostigamientos insignificantes. Veamos quién hay detrás del telón, quién ha urdido la trama fundamental. Lo importante es eso. Tras todas las guerras que se desatan en nuestra región y en otras zonas del mundo, están las grandes potencias. Por ejemplo, hoy en Europa puede que esté en guerra Ucrania. Ahora, ¿quién origina esa guerra? ¿Quién planea y diseña estas cosas? Lo mismo, en Siria; en Libia, igual, en Sudán, igual y en otros lugares también. Detrás de estas cosas que suceden y de estas guerras que hay, hay tramas ocultas. Esas cosas no pueden atribuirse a factores triviales. ¿Quiénes urden la trama? Esas fuerzas maléficas internacionales a las que nosotros designamos como “la Arrogancia”. Por “la Arrogancia” ha de entenderse esas fuerzas internacionales maléficas, agresivas y avariciosas que no se conforman con nada. Observan, traman planes y ven que aquí hace falta que comience una disputa para beneficiarse en tal otro lugar. Provocan una pelea aquí ¡para beneficiarse de ella en otro sitio! Hay que prestar atención a eso y ver lo que sucede entre bastidores.

Los planes del enemigo son a mi juicio planes a largo plazo. No miremos solamente lo que han tramado contra nosotros, por ejemplo, para estos cinco o diez años. Miremos a ver lo que han pensado a largo plazo. Los planes suelen ser a largo plazo; uno se da cuenta de ello. Los tienen de todas clases: a largo plazo, a medio plazo… y sin plan no se trabaja. Yo observo y veo, por ejemplo, como hace unos veintidós años se llevaron a cabo en un corto espacio de tiempo dos operaciones, al este y al oeste de nuestro país (5). Eso no puede ser casual. Con un país tenemos más de mil trescientos kilómetros de frontera y con el otro, ochocientos kilómetros. De pronto, se nos encienden fuegos al este y al oeste. Y nosotros ahí no tenemos mano, estamos a un lado, pero los agentes de la Arrogancia intervienen y comienzan guerras: una guerra seria. Lo que sucedió en Irak con la llegada de los estadounidenses no fue ninguna broma. Fue una guerra real en todos los ámbitos, algo de una gravedad total: en Irak se emplearon todas las fuerzas de tierra y aéreas de Estados Unidos. En Afganistán fue casi igual; allá empezaron poco tiempo antes que en Irak. Bien, ¿es eso casual? Que suceda algo semejante al este y al oeste de Irán en tan corto espacio de tiempo ¿es una coincidencia? Ciertamente no puede ser casual. Ahí hay una idea detrás. Es posible que en Irak tuvieran un interés o que lo tuvieran de menor entidad en Afganistán, pero esos intereses no justificaban tal guerra. El blanco de esa guerra es el Irán islámico. Cuando uno observa, no cabe duda de que el objetivo de esas dos guerras era el Irán islámico, si bien de maneras distintas, conforme a distintos análisis que no son difíciles de hacer. Se puede entender. Alegan falsos pretextos, uno en un lado, otro en el otro, invaden y comienzan una guerra. Se debe prestar atención a estas cosas y ver quién es nuestro enemigo.

Bien, por fortuna los cimientos de la Revolución son sólidos. Lo repito una y otra vez (6) y ruego que reflexionen sobre ello: los cimientos de la Revolución son muy sólidos; los pilares de la Revolución son muy robustos. Por ese motivo, la parte contraria salió derrotada en ambos casos. Sufrieron una derrota evidente, que fue acompañada de una expansión de las capacidades de la República Islámica –algo que ellos no querían y en lo que no habían pensado–. Dios tenga en Su misericordia al mártir Soleimaní, cuyo papel en eso realmente no tuvo parangón. Lo sé yo, que estaba enterado de cerca de lo que se hacía. Quiera Dios concederle alto rango.

Pues bien, el enemigo fracasó, a pesar de que tener aquello planeado. Saquemos conclusiones. Y la conclusión es que los cálculos aparentemente sólidos y consistentes que hace el enemigo, tomando en cuenta todos los aspectos, pueden sin duda caer por tierra. No olvidemos esto. En todos los cálculos que hacemos nosotros ahora, tengamos en cuenta que, si bien es cierto que el enemigo dispone de un aparato de inteligencia poderoso, de una potente capacidad de cálculo y de buenas fuerzas armadas, además de que tiene mucho dinero –todo eso es así–, es totalmente posible echar por tierra sus cálculos e infligirle la derrota. Si lo abordamos con racionalidad, sin desistir, perseverando, todos los esfuerzos que hace el enemigo se pueden derrotar.

Un ejemplo de ello, el del régimen sionista, lo tenemos ahora mismo delante de los ojos y lo está viendo el mundo entero. El otro año, en el mes de Ramadán, se llevaron a cabo operaciones contra los palestinos, que fueron operaciones de envergadura y que causaron graves daños a los palestinos, en el barrio de Sheij Yarrah y otros. Realmente cometieron contra ellos una iniquidad. Pues en el mundo no se alzó voz alguna. Yo lo anoté, he revisado el apunte y me lamentaba por como realmente no había ninguna voz, ni de alguna organización de derechos humanos ni de los demás: seriamente, solo la hubo aquí en el Día de Al-Quds y en algunos otros sitios que hubo más o menos algún movimiento. Pues vean ustedes este año, frente a lo que está haciendo Israel, la que se ha armado en el mundo: en el mismo Estados Unidos hay manifestaciones, las hay en Inglaterra, el vehículo del presidente del régimen sionista es atacado por la gente en Europa… Los posicionamientos que ha habido en el mundo respecto de estas cuestiones ahora son positivos, a favor de los palestinos y en contra de los sionistas. Eso muestra al fin y al cabo ciertas realidades que no deben pasarse por alto. De ahí debe colegirse que el enemigo es derrotable y que sus cálculos pueden ser erróneos.

Eso sí, los ardides del enemigo no se deben perder de vista. No debemos confiarnos en ningún momento por nuestros progresos y éxitos, pensando que ya está. No, debe haber esa vigilancia y esa preparación de la que he hablado al principio. Ahí, a los centros de reflexión de las Fuerzas Armadas les compete a mi entender una gran responsabilidad: deben reflexionar. Les dije una vez a que ustedes son nuestros estrategas militares. Deben sentarse a hacer planes; hagan planes innovadores para hacerles frente. Hay que estar constantemente pensando en nuevos planes, nuevas acciones que llevar a cabo, acciones de envergadura –racionales, por supuesto– que sean adecuadas para la región y para la capacidad del país, etc.

En cualquier caso, se trata de una buena senda, un buen trabajo, una ocupación honrosa y, Dios mediante, tienen ustedes consigo la ayuda divina. Transmitan a sus familias, a sus esposas y a sus hijos el saludo de un servidor, mi felicitación y el agradecimiento por la paciencia que tienen con ustedes. Agradezcan mucho verdaderamente la paciencia que tienen sus mujeres cuando ustedes están ocupados trabajando y con constantes reuniones, etc., corriendo riesgos mientras ellas están en casa haciendo sus labores.

Con ustedes la paz, la misericordia de Dios y Sus bendiciones.

Notas

(1) Al inicio de la reunión, presentó un informe el general de división Mohammad Baqerí, jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de la República Islámica de Irán.

(2) De la carta del imam Alí (p) a Malik Ashtar (carta n.º 53 de La cumbre de la elocuencia).

(3) En el discurso de la reunión del 21 de marzo de 2023 con peregrinos y vecinos del Santuario Puro del Imam Reza (p), en la ciudad de Mashhad.

(4) Alusión a la organización de numerosas maniobras por parte del Ejército, el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica y la Policía para reforzar y mejorar la preparación de las Fuerzas Armadas y el poderío de la República Islámica de Irán.

(5) Referencia a la invasión por Estados Unidos de Afganistán en octubre de 2001 y el ataque a Irak en marzo de 2003.

(6) Entre otras ocasiones, en el discurso del 21 de marzo de 2023 ante los peregrinos y vecinos del Santuario Puro del Imam Reza (p).