Una parte de las declaraciones del Líder de la Revolución Islámica:

Ahora, aquello que quería hacer Huyser en Irán lo están haciendo los estadounidenses en Gaza. El asunto es el mismo. En Palestina se está haciendo eso mismo. Los sionistas que rigen Palestina ocupada, que rigen la oprimida Palestina, gozan del respaldo de Estados Unidos. Si no fuera por el respaldo de Estados Unidos —si no fuera por el apoyo armamentístico de Estados Unidos—, el corrupto, artificial y falaz gobierno del régimen sionista hubiera caído ya en la primera semana. Los estadounidenses están detrás de ellos. Hoy en Gaza están sucediendo los mismos acontecimientos que ellos, si hubieran podido, habrían querido que ocurriesen en Irán. La catástrofe que está teniendo lugar en Gaza a manos de los sionistas y con la ayuda de los estadounidenses —en realidad, a manos de los estadounidenses— es una catástrofe sin parangón. ¡En tres semanas han matado a cerca de cuatro mil niños! ¿Cuándo en la historia ha habido tal cosa? La Umma debería saber lo que sucede e identificar cuál es la batalla que hay en curso. La batalla no es entre Gaza e Israel. La batalla que se libra es entre el bien y el mal. Es la batalla entre la Arrogancia y la fe. A un lado está la fuerza de la fe, al otro la fuerza de la Arrogancia. Por supuesto, la fuerza de la Arrogancia avanza con bombas, con presión militar, con bombardeos, crímenes y calamidades. La fuerza de la fe se impondrá a todo eso con la ayuda de Dios.

Estamos sobrecogidos por el dolor a causa de los suplicios que sufre el pueblo de Palestina y, en particular, la gente de Gaza. Estamos afligidos, pero cuando observamos con atención vemos que el vencedor de la batalla es el pueblo de Gaza, el pueblo de Palestina. Ellos han podido realizar grandes obras. Primero, el pueblo de Gaza, con su aguante, con su resistencia, no rindiéndose, ha arrancado del rostro de Estados Unidos, Francia, Inglaterra y países similares a esos la falsa máscara de los derechos humanos; los han deshonrado. El pueblo de Gaza ha logrado con su paciencia y aguante conmover la conciencia de la humanidad. ¡Vean ustedes cómo está el mundo! En los mismos países occidentales —en Inglaterra, en Francia, en Italia, en distintos estados norteamericanos—, la gente sale a la calle en grandes multitudes y grita contra Israel, y en muchos casos contra el propio Estados Unidos. Han quedado deshonrados. Realmente no tienen ya remedio ni pueden justificarse. Por eso ven ustedes que aparece algún idiota y dice que las manifestaciones populares de Inglaterra para apoyar al pueblo de Palestina son obra de Irán. Ya, ¡sin duda ha sido cosa del Basich de Londres! ¡Sin duda ha sido cosa del Basich de París! Entre las verdaderas desfachateces que están exhibiendo hoy los políticos y medios de comunicación occidentales está que llamen “terroristas” a los combatientes palestinos. ¿Es terrorista el que defiende su propia casa? ¿Es terrorista el que está defendiendo su patria? El día en que los alemanes fueron y tomaron París en la Segunda Guerra Mundial, y los parisinos combatían a los alemanes, ¿eran los combatientes franceses terroristas? ¿Cómo es que aquellos son combatientes y motivo de orgullo para Francia, pero el joven de Hamás y de Yihad Islámica es terrorista? ¡Cínicos! El pueblo de Gaza y los combatientes de Palestina han desenmascarado a los mentirosos del mundo.

Una de las cosas importantes que hizo (la operación) Tormenta de Al-Aqsa fue mostrar como un grupo pequeño —porque, frente a los otros, son pocos, son menos en número— puede hacer, con muy pocos medios y logística, pero con fe y con firme determinación, que el fruto de años de esfuerzos criminales del enemigo salte por los aires en unas pocas horas; como puede humillar a los gobiernos engreídos y arrogantes del mundo. Los palestinos humillaron con sus actos, con su valentía, con su acción y hoy con su aguante tanto al régimen usurpador como a quienes lo apoyan. Esa es una gran lección. Por supuesto estos crímenes han sacudido a la humanidad; ha sacudido a todos.

Esto lo dije también hace unos días y ahora lo repito: del mundo del Islam se espera más. Los gobiernos islámicos deben saber que, si no ayudan hoy a los palestinos —cada uno de la manera en que pueda ayudar— habrán fortalecido al enemigo de Palestina, que es enemigo del Islam y de la humanidad, y mañana ese mismo peligro los amenazará a ellos. En lo que deben insistir los gobiernos islámicos es en el cese inmediato de los crímenes que se están cometiendo en Gaza. Esos bombardeos deben cesar de inmediato. Deben cerrarse las vías de exportación al régimen sionista de petróleo y de aquello que necesite. Los gobiernos islámicos no deben colaborar económicamente con el régimen sionista. Deben condenar en voz alta en todos los foros internacionales este crimen, esta catástrofe que están generando; sin dudar, sin balbuceos. No se dé el caso de que, en las reuniones islámicas o árabes, hasta esas pocas personas que hablan lo hagan con ambigüedades o balbuceando. Que hablen con franqueza. Que se vea que están sucediendo cosas. El régimen sionista debería ser condenado. Todo el mundo islámico debería movilizarse contra el régimen sionista.

Naturalmente, el golpe que ha recibido el régimen sionista es irreparable. Esto lo dije también al principio y ahora lo repito y lo recalco. En las palabras de los propios agentes del régimen sionista se ha ido viendo poco a poco que el golpe que sufrieron no es un golpe que pueda repararse. No se puede compensar. El régimen sionista está ahora impotente, está atónito, le miente a su propia gente. Mienten hasta cuando expresan inquietud por la suerte de los prisioneros suyos que hay en manos de los palestinos: esos bombardeos que hacen puede que destruyan a sus propios prisioneros. Cuando se dicen inquietos por sus prisioneros, están mintiendo incluso a su propia gente, y esa mentira se debe a su impotencia. El régimen sionista está ahora sumido en la estupefacción y en la impotencia. No sabe qué debe hacer, y todo lo que hace es movido por la urgencia. No entienden qué deben hacer. Si no hubiera ayuda por parte de Estados Unidos o si no la hay, sin duda el régimen sionista quedará paralizado en unos días.

El mundo islámico no debe olvidar que, en estos acontecimientos trascendentes y determinantes, quienes se han alzado frente al Islam, frente a una nación musulmana, frente a Palestina, ha sido Estados Unidos; ha sido Francia; ha sido Inglaterra. Que no olvide eso el mundo islámico; dense cuenta. No olviden en sus negocios, en sus contratos, en sus análisis, quién se opone y está ejerciendo presión sobre ese pueblo oprimido, sobre esa nación oprimida. No es solo el régimen sionista.

A nosotros no nos cabe duda de que, “en verdad, la promesa de Dios es verdadera” (Sagrado Corán, 30:60). Y “que no te encuentren débil quienes no creen”. Que no los hagan titubear, que no los hagan flaquear con su negatividad aquellos que carecen de certeza respecto a la promesa divina y, si Dios quiere, a no mucho tardar la victoria final será para Palestina y para el pueblo palestino.