«Una célebre frase del Príncipe de los Creyentes (con él la paz) a propósito de este tema es concluyente: “Dios tomó a los sabios el compromiso de no mantenerse pasivos ni resignarse frente a la saciedad del opresor y el hambre del oprimido”. En otras palabras, Dios Altísimo ha hecho que los sabios contraigan en este ámbito la obligación de no soportar la saciedad del opresor ni el hambre del oprimido. No deben tolerar que el opresor coma hasta empacharse mientras el oprimido pasa hambre. “No mantenerse pasivos”: tenemos que reaccionar. Hoy, ante los acontecimientos de Gaza, ese deber de reaccionar nos incumbe a todos nosotros. Debemos reaccionar. Hay gente que pasa hambre; hay gente que está siendo bombardeada; hay personas que están alcanzando el martirio por centenares. En los numerosos enfrentamientos de posiciones que existen a nivel mundial y del país, el sabio —ya se trate del sabio de universidad o del sabio de los seminarios islámicos— debe, en primer lugar, esforzarse por distinguir lo que es verdadero y justo, identificarlo y defenderlo. Al sabio y al docto no le está permitida la indiferencia; no le está permitido observar impasible» (