Han pasado 23 años desde los atentados del 11 de septiembre. El incidente sirvió como pretexto para que Estados Unidos iniciara de manera seria su presencia en Asia Occidental, y lanzara una invasión militar a gran escala en diferentes países de la región. Varios días después del incidente, el entonces presidente de EE.UU. George W. Bush pronunció un discurso en una sesión conjunta del Congreso, transmitido en vivo por todas las cadenas televisivas del país. “Nuestra guerra contra el terrorismo comienza con Al-Qaeda, pero no termina allí. No terminará hasta que se haya encontrado, detenido y derrotado a todos los grupos terroristas de alcance mundial”[1], dijo Bush. Tras esa alocución las invasiones militares ilegítimas de EE.UU. en Asia Occidental fueron conocidas como “la guerra contra el terrorismo” o “la guerra al terror”. Dos años después, George W. Bush dio una gran promesa al mundo, en un discurso hecho tras la caída de Saddam Husein, y la invasión de Irak. “La democracia iraquí tendrá éxito, y ese éxito enviará desde Damasco a Teherán la noticia de que la libertad puede ser el futuro de todas las naciones. El establecimiento de un Irak libre en el corazón de Asia Occidental será un hito en la revolución democrática global”, afirmó el entonces mandatario estadounidense. Sin embargo, esa promesa nunca se cumplió y el legado de dos décadas de la presencia de EE.UU. para la región de Asia Occidental no fue democracia y prosperidad, sino destrucción y miseria.

Como lo muestran las últimas investigaciones de la Universidad de Brown, las guerras de Estados Unidos, después del 11 de septiembre de 2001, han causado directamente más de 940 mil muertos hasta ahora. Además, las estimaciones de esta Universidad indican que, entre 3.6 y 3.8 millones de personas, también han muerto de manera indirecta, debido a estas intervenciones militares en los últimos 23 años. Es decir, en total, más de 4.5 millones de personas han sido víctimas de la llamada “guerra al terror”, lanzada por el gobierno estadounidense. Además, otros 38 millones de personas han sido desplazadas como consecuencia de dicha campaña militar y millones de viviendas han resultado daños o han sido destruidas[2].  Solo en Afganistán, las operaciones militares del Ejército estadounidense, durante 20 años, se han cobrado la vida de 174 mil personas, incluidas más de 30 mil civiles. Un informe del diario The New York Times, en diciembre de 2021, mostró que más de 50 mil ataques aéreos llevados a cabo por Estados Unidos en Irak, Siria y Afganistán han causado decenas de miles de civiles muertos[3]. Uno de los últimos ataques despiadados, llevados a cabo por EE.UU. en Afganistán, tuvo lugar —el 29 de agosto de 2021— en Kabul durante la retirada de las tropas estadounidenses de ese país, cuando un bombardeo con un dron mató a 10 civiles, incluidos 7 niños, uno de ellos de 2 años[4]. Además, el mundo hoy está en shock por las imágenes y nuevos detalles publicados por la revista New Yorker sobre la ‘masacre de Haditha’, perpetrada por el Ejército estadounidense en Irak[5]. Como consecuencia de este crimen, 24 civiles iraquíes, entre ellos, hombres, mujeres y niños, fueron masacrados despiadadamente por un grupo de marines estadounidenses en noviembre de 2005, en la población de Haditha en Irak[6]. En ese momento, los militares estadounidenses documentaron las consecuencias de sus crímenes tomando numerosas fotos del incidente, pero el Ejército intentó mantener estas imágenes ocultas al público, hasta hace solo unas semanas.

Pero, la historia no termina aquí. El pueblo estadounidense también es una de las grandes víctimas de la despiadada maquinaria bélica de su propio Gobierno. Las estadísticas indican que la ‘guerra al terror’ ha costado, hasta ahora, más de 9 billones de dólares a Estados Unidos. Es decir, los contribuyentes estadounidenses están pagando en promedio más de 93 millones de dólares cada hora, para financiar las guerras libradas por su país[7]. Además, las víctimas humanas causadas por las invasiones de Irak y Afganistán siguen creciendo, años después del fin de la guerra. El número del personal activo y veteranos estadounidenses que se han quitado la vida como resultado de las guerras posteriores al 11 de septiembre es, al menos, cuatro veces mayor que el de las tropas que murieron en el campo de batalla[8]. Además, hay numerosos informes sobre las agresiones sexuales sufridas por los soldados estadounidenses que participaron en las guerras de Irak y Afganistán. Las cifras indican que, un 24 % de las mujeres del Ejército y un 1,9 % de los hombres, sufrieron agresiones sexuales durante la guerra de Afganistán (2001-2021). Estas cifras son entre dos y cuatro veces superiores a las estimaciones oficiales del Departamento de Defensa sobre la prevalencia de las agresiones sexuales en el ejército[9].

Pasados 23 años desde los atentados del 11 de septiembre y el inicio de la invasión militar de Estados Unidos en la región, se ha hecho más evidente que todos estos enormes costos financieros, militares y humanos solo fueron para satisfacer al ‘complejo industrial-militar’ estadounidense y a los gobernantes criminales de ese país. Personas como Bush, Obama, Trump y Biden, que al anteponer sus propios intereses sobre los del pueblo estadounidense, sacrificaron a cientos de miles de personas inocentes bajo el falso pretexto de combatir el terrorismo y, al generar un inmenso odio entre los pueblos de la región, provocaron la expulsión permanente de Estados Unidos de Asia Occidental. El Líder de la Revolución Islámica, el ayatolá Jameneí, abordó este tema de manera sabia en un discurso pronunciado durante una reunión con cientos de enfermeras en Teherán el pasado 1 de enero de 2020. “Han de entender que la gente de los países de esta región odia a EE.UU. ¿Por qué los norteamericanos no entienden eso? Ustedes, los estadounidenses, han cometido crímenes en Irak, han cometido crímenes en Afganistán, han perpetrado matanzas. Al principio, después de la caída de Saddam, los estadounidenses asesinaron mediante organizaciones abyectas como Blackwater y similares, quizá, a más de mil científicos iraquíes. Atacaron las casas de la gente, tumbaron a los hombres de la casa frente a sus esposas e hijos y les pisaron la cara con sus botas. Han hecho cosas de ese jaez. En Afganistán, ustedes los estadounidenses han bombardeado ustedes cortejos nupciales que celebraban una boda; no una vez, ni dos: decenas de veces. Han bombardeado reuniones de duelo funerario. Han cometido crímenes y la gente los odia; la gente de Afganistán, de Irak, de Siria y de otros lugares.”, dijo entonces el Líder de la Revolución Islámica.

 


[1] https://edition.cnn.com/2001/US/09/20/gen.bush.transcript/

[2] https://watson.brown.edu/costsofwar/figures

[3] https://www.vox.com/22654167/cost-deaths-war-on-terror-afghanistan-iraq-911

[4] https://en.wikipedia.org/wiki/August_2021_Kabul_drone_strike

[5] https://www.newyorker.com/podcast/in-the-dark/the-haditha-massacre-photos-that-the-military-didnt-want-the-world-to-see

[6] https://en.wikipedia.org/wiki/Haditha_massacre

[7] https://www.nationalpriorities.org/cost-of/war/

[8] https://watson.brown.edu/costsofwar/papers/2021/Suicides

[9] https://watson.brown.edu/costsofwar/costs/human/veterans#:~:text=Amongst%20active%2Dduty%20service%20members,assault%20prevalence%20in%20the%20military