A principios de diciembre, el ministro de Salud libanés, Firas Al-Abyad, anunció que la campaña de agresiones militares del régimen sionista contra el sur del Líbano dejó más de 4000 mártires, y más de 16 593 heridos, entre el 23 de septiembre y el 27 de noviembre de 2024[1] —cuando entró en vigor un alto el fuego entre Israel y Hezbolá—. Cuando se habla de las invasiones militares del régimen sionista en el Líbano o incluso en Gaza, la atención de la opinión pública se centra únicamente en los crímenes de lesa humanidad cometidos por los sionistas. Sin embargo, estos crímenes también tienen otras dimensiones que, en muchos casos, han pasado desapercibidas.

El banco de objetivos del régimen sionista en su reciente guerra contra Palestina y el Líbano, evidencia claramente que, desde el inicio del conflicto, los sionistas no solo se enfocaron deliberadamente en el asesinato masivo de civiles —tanto de hombres como de mujeres—, sino que también priorizaron la destrucción intencionada del “patrimonio histórico, cultural y religioso” de estos países. Las imágenes publicadas de los sitios arqueológicos, y lugares culturales y religiosos, destruidos en Palestina y el Líbano, especialmente en regiones como Tiro, Al-Nabatiyah, entre otros, ilustran perfectamente esta política premeditada.

“La guerra contra la historia” en “Baalbek”, Líbano

Entre el 23 de septiembre y el 27 de noviembre (día en que entró en vigor el armisticio de 60 días), cuando los sionistas llevaron a cabo una oleada de intensos, y sin precedentes, ataques contra distintas partes del Líbano, además de sus crímenes por medio de asesinatos de civiles, ocurrió otro hecho que en los círculos políticos se ha denominado como la "guerra contra la historia" en el Líbano. Durante este período, los sionistas atacaron la historia y todo lo que recordaba el pasado histórico del Líbano. Por ejemplo, se puede mencionar a Baalbek, un lugar famoso por su patrimonio cultural y su arquitectura antigua, con más de 3000 años de antigüedad. Baalbek, situado en el valle de Beqaa, alberga uno de los complejos de templos más grandes y mejor conservados de las civilizaciones griega, romana y fenicia. Esta ciudad sufrió graves daños durante los bombardeos del régimen sionista, y una de sus estructuras históricas, ubicada cerca del complejo de templos de Baalbek, y que databa de la era otomana, fue destruida en el bombardeo sionista del 7 de noviembre. Además, la fortaleza de Baalbek, otro de los sitios históricos y culturales del Líbano, también resultó dañada durante las agresiones de los sionistas[2].

“Lamentablemente, Al-Manshiya, que es una edificación histórica de la época otomana, también fue destruida. Al-Manshiya siempre había sido un lugar de interés y atención para los turistas, y se podría decir que en el ámbito del turismo no tenía una importancia menor que la fortaleza de Baalbek”, dijo Yusuf al-Shall, presidente del Consejo Municipal de Baalbek, sobre los daños causados por el régimen sionista a los sitios históricos y culturales del Líbano.

Esto, mientras que la Convención de La Haya de 1954, sobre la protección del patrimonio cultural en tiempos de guerra, se establece explícitamente: “Cualquier daño a bienes culturales, independientemente a qué nación pertenezcan, se considera un daño al patrimonio cultural de toda la humanidad, ya que todas las naciones contribuyen a la formación de la cultura mundial”[3].

Arrasar “la Reina de los Mares”

La ciudad de Tiro, conocida como “la reina de los mares”, es una de las ciudades más antiguas de la historia del Líbano, con miles de años de antigüedad. La urbe se fundó, aproximadamente, en el año 2750 a.C, y forma parte del patrimonio cultural internacional con su nombre incluido en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO. La importancia de Tiro no se limita únicamente a sus sitios arqueológicos, sino que su rica cultura e historia diversa han convertido a esta ciudad en un símbolo de convivencia pacífica en el Líbano a lo largo de los siglos. Consciente de la importancia histórica de Tiro, el régimen sionista llevó a cabo una oleada de ataques masivos allí, causando enormes destrucciones[4].

Por otro lado, el “patrimonio religioso” de la ciudad de Tiro también sufrió gravemente durante las agresiones israelíes. La mezquita de Tayr Debba, la mezquita de Kfar Tebnit, la mezquita de Blida, la iglesia de Derdghaya y la iglesia de Yaroun, todos considerados partes del antiguo patrimonio religioso de Tiro, sufrieron daños directos por los ataques de Israel. Asimismo, la fortaleza de Tebnin, ubicada al este de Tiro, y considerada parte del patrimonio histórico de la ciudad, no estuvo a salvo, ya que fue directamente atacada por los sionistas[5].

Daño al patrimonio histórico y cultural de “Nabatiyeh”

Los ataques israelíes a “Nabatiyeh” en el Líbano, destruyeron buena parte del patrimonio cultural e histórico de la ciudad. Un ejemplo es el mercado histórico de “Nabatiyeh”, que forma parte del patrimonio cultural y arqueológico del Líbano, con 4 siglos de antigüedad. La cadena catarí Al Jazeera informó al respecto: “Israel, al bombardear extensamente Nabatiyeh, no solo destruyó los edificios de la ciudad, sino que también eliminó su historia. El bombardeo de Nabatiyeh se considera una agresión al patrimonio cultural y arqueológico de la ciudad, no simplemente un ataque a varios edificios y su destrucción”[6]. “Ya no existe algo llamado turismo en Nabatiyeh, y reparar los daños causados a la urbe resulta muy difícil”, dijo Zaher Shitani, director de la oficina del Ministerio de Turismo en Nabatiyeh[7].

Asimismo, el “patrimonio religioso” de Nabatiyeh también sufrió daños durante los ataques sionistas. La histórica mezquita de “Al-Bayad” y la mezquita de “Al-Fouqa”, cuya antigüedad se remonta a siglos atrás, fueron destruidas durante los bombardeos del régimen sionista. Entre otras mezquitas destruidas por ataques israelíes en Nabatiyeh, fue la antigua mezquita de la región de Al-Saraya, construida en el siglo XIX[8].

Destrucción sistemática del “patrimonio religioso” de Gaza; de la iglesia de Yabaliya a la Gran Mezquita Al-Omari

Gaza tampoco se encuentra en mejor situación que el Líbano, en cuanto a la destrucción deliberada de su “patrimonio histórico, cultural y religioso” por parte del régimen sionista. Durante los últimos 15 meses, los sionistas han cometido toda clase de crímenes en la Franja, incluyendo la destrucción de su valioso patrimonio. “Israel, de manera totalmente intencional y planificada, ataca directamente el patrimonio cultural palestino en la Franja de Gaza”, dijo el ministro de Cultura palestino, Atef Abu Saif, confirmando esta política deliberada de los sionistas[9].

“Desde el 7 de octubre [de 2023], Israel ha atacado directamente una serie de importantes sitios culturales e históricos palestinos en Gaza”, dijo el Ministerio palestino de Turismo y Antigüedades en un comunicado. Por ejemplo, los sionistas destruyeron la antigua iglesia de Yabalia, construida en el año 444 d.C de la era bizantina. Esta iglesia era considerada una de las más antiguas del mundo. La Gran Mezquita Al-Omari, la mezquita más antigua del norte de Gaza, sufrió el mismo destino de la iglesia de Yabalia y fue completamente destruida.

Además, el cementerio romano, considerado uno de los “patrimonios arqueológicos” más valiosos de la Franja de Gaza y que data del período romano entre los siglos II y IV d.C., fue destruido en los ataques israelíes. Los sionistas tampoco respetaron el “cementerio de Deir al-Balah”, otro patrimonio arqueológico y valioso de la Franja. En general, desde el 7 de octubre de 2023, el ejército sionista ha atacado y destruido decenas de sitios religiosos, arqueológicos e históricos en todo el enclave[10].

No comenzó del 7 de octubre

Aunque durante los últimos 15 meses el régimen sionista no ha escatimado esfuerzos para barrer el “patrimonio histórico, cultural y religioso” de Palestina en Gaza, no debemos olvidar que Tel Aviv cometía estos crímenes incluso antes del 7 de octubre. De hecho, la política de la ocupación de saquear y destruir el patrimonio palestino comenzó desde el “Día de la Nakba (catástrofe en árabe)” en 1948, y hoy ha alcanzado su punto máximo en la Franja.

Un ejemplo claro de la política de la “guerra del sionismo contra la historia y el patrimonio de Palestina” se puede observar en sus agresiones a la Mezquita Al-Aqsa y sus constantes intentos por modificar el estatus religioso e islámico de este lugar sagrado; un esfuerzo que continúa desde hace casi ocho décadas. Esta, de hecho, es una estrategia del régimen para debilitar a los palestinos, una realidad confirmada por el Líder de la Revolución Islámica, el ayatolá Jameneí. “La brutal represión que sufre el pueblo palestino, las detenciones a gran escala, los asesinatos y saqueos, la usurpación de los territorios de esa nación, la construcción en ellos de asentamientos, el afán por cambiar la apariencia e identidad de la ciudad santa de Al-Quds (Jerusalén), con la Mezquita Al-Aqsa y otros lugares sagrados islámicos y cristianos de dicha ciudad, la privación de derechos básicos de ciudadanía y muchas otras más iniquidades continúan con el apoyo total de los Estados Unidos de América y de algunos otros de los Estados occidentales, y lamentablemente sin toparse con la reacción internacional apropiada”, dijo el ayatolá Jameneí durante un discurso ofrecido en la VI Conferencia Internacional de Apoyo a la Intifada palestina en 21 de febrero de 2017.