EN VÍSPERAS DEL GRAN CONGRESO DEL HACH ABRAHÁMICO (1)
Wa-l-hamdu li-l-Lahi Rabbi-l-Alamín wa-s-salatu wa-s-salamu ala sayídina wa nabíyina Abi-l-Qásimi-l-Mústafa Muhámmad wa ala álihi-t-tayibini-t-tahirín wa sahábahi-l-muntayabín wa man tába’ahum bi-ihsán ila Yaumi-d-Din (2).
¡Sean muy bienvenidos, queridos hermanos, queridas hermanas! Expreso mis felicitaciones tanto a los peregrinos como a quienes prestan servicios, a todos ustedes; tanto a quienes se disponen a realizar el Hach —que es una gran suerte, una gran bendición, un regalo de Dios a ustedes que deben saber valorar, y ojalá este viaje esté lleno de bendiciones para ustedes—, como a quienes prestan servicios en el Hach; asimismo, a los organismos estatales que se han mencionado, a los ministerios, a los organismos, a las organizaciones, a los departamentos diversos del país que participan en esta gran labor, cada uno de una manera, e igualmente a los responsables de las caravanas de peregrinos, a las entidades ejecutivas, a la Organización del Hach, a la Representación Permanente y a los demás. Los felicito también a ustedes, porque Dios Altísimo les ha concedido la bendición de servir a los peregrinos. También eso debe ser valorado y, Dios mediante, llevado a cabo de manera óptima.
Bien, antes de comenzar con el tema que he preparado para exponerles, considero necesario referirme una vez más al doloroso incidente de Bandar Abbás (3) y presentar mis condolencias a las familias de las víctimas mortales, así como a los afectados. Fue un suceso verdaderamente amargo y una calamidad para todos nosotros, por el sufrimiento de las familias. Bien, para los distintos organismos suceden incidentes diversos: terremotos, incendios, destrucciones —intencionales o accidentales—… Son cosas que se arreglan. Igualmente, si aquí ha habido un problema con las instituciones, Dios mediante será reparado de forma inmediata, con la determinación y la capacidad de nuestros dinámicos y competentes organismos ejecutivos y de nuestra juventud. Lo que realmente desgarra el corazón son las familias; las familias de los fallecidos, que han perdido a sus seres queridos. A ellas les expresamos nuestras condolencias y les decimos que, si somos pacientes ante en las diversas adversidades de la vida, el valor y la importancia de la retribución que nos dará Dios Altísimo por esa paciencia serán miles de veces mayores que la amargura de esa calamidad: Ulá’ika aláyhim salawatun min Rábbihim (4). A quienes son pacientes, Dios les envía Sus bendiciones; esto es muy importante. Quiera Dios Altísimo serenar sus corazones y darles paz y tranquilidad.
Ahora, en lo que se refiere al Hach, tenemos algunas recomendaciones con miras a su correcta realización, tanto para los peregrinos como para los organizadores. Las hemos expresado ya en muchas ocasiones y, si Dios quiere, seguiremos insistiendo. Pero lo que quiero destacar hoy no son esas indicaciones, sino la comprensión profunda de ese acto que van ustedes a realizar: la comprensión del propio Hach. Ustedes, que son hayíes o van serlo, Dios mediante, deben saber qué están haciendo.
Este no es un viaje de peregrinación ordinario, ni es un viaje turístico. Su peregrinación para el Hach, su cumplimiento del Hach, supone participar en un acto de suma importancia que Dios Altísimo ha establecido como estructura y organización para la dirección de la humanidad —no solo de los creyentes o los musulmanes—. El Hach existe para la dirección de la humanidad. Por eso ven ustedes que, en el Corán, [Dios] dice a Abraham: Wa adinna fi-n-nas bi-l-Hach (5); ‘fi-n-nas’, a toda la gente, a las gentes del mundo. En aquella época, la mayoría no tenía fe en Abraham, pero el llamado al Hach, su proclamación, es una invitación a toda la humanidad. Yáala-l-Lahu-l-Káabata-l-Bayta-l-Harama qiaman li-n-nas (6). Dios Altísimo ha destinado aquella noble casa como lugar de sustento y elevación para la humanidad; es así. O aquella otra sublime aleya: Inna áwwala baytin wúdi’a li-n-nas li-l-ladi bi-Bakka (7). «Esa casa que hemos puesto en La Meca, en Bakka, wúdi’a li-n-nas, pertenece a la humanidad». Contémplenla con esa perspectiva. El acto de ustedes, su viaje, sus tawaf (8), su visita a esa casa, son actos que revierten en beneficio de la humanidad —a condición, claro está, de que se haga correctamente, de que se cumplan sus condiciones, las cuales hemos explicado una y otra vez en estos mensajes—. Un Hach bien realizado es un servicio a la humanidad; no solo un servicio a ustedes mismos, a su país o a la Umma Islámica: es un servicio a la humanidad. Vean ustedes cuán importante es el Hach. Y ustedes están participando en ello. Este es el primer punto.
En segundo lugar, este del Hach es un deber, y quizá pueda decirse que es el único deber religioso que, en su forma y estructura externas, en su composición, es cien por ciento político. Que se reúna a la gente en un mismo lugar, en un mismo momento, año tras año —aquel que pueda—, que los reúnan en un lugar… ¿eso qué es? Que la gente se congregue, se junten unos con otros, ya de por sí tiene una naturaleza política. Es decir, la esencia del Hach –pese a los esfuerzos, las palabras y las acciones de algunos que lo ponen en duda– es política. Es política su forma, es política su estructura. Y esta es otra de sus características.
Otra característica es que esa estructura política, ese molde político, tiene un contenido cien por ciento devocional. El contenido de ese molde es completamente devocional. Desde el primer momento del ihram, cuando ustedes dicen labbaik, están empezando a presentar sus súplicas a Dios Altísimo, a expresar su devoción: Labbaika Allahumma labbaik (9). Luego entran ustedes en el estado de ihram, y ahí está el ihram, hay plegarias, hay recuerdo de dios, hay adoración… Todo cuanto hay posee una dimensión espiritual y devocional. En otras palabras, en ese molde político hay un contenido puramente devocional. Pues bien, vean ustedes como eso muestra los diversos aspectos del Hach. Y aún hay más.
Otro motivo de reflexión importante es que incluso en ese sentido devocional, en ese contenido devocional hay, en cada uno de sus aspectos, una referencia simbólica a la vida del ser humano. Todas esas prácticas rituales del Hach poseen, cada una, una dimensión simbólica […] y aluden a un aspecto humano universal.
Por ejemplo, al hacer ustedes el tawaf, la lección de ese tawaf es el giro alrededor del eje central del tawhid, de la unicidad divina. Enseña al ser humano que el movimiento de su vida debe ser así, alrededor del eje del tawhid; que la vida sea una vida de tawhid; el gobierno, un gobierno de tawhid; la economía, una economía de tawhid; la conducta con los hermanos y hermanas, una conducta de tawhid; la familia, de tawhid… Todos los asuntos de la vida deben orbitar alrededor del eje del tawhid. El tawaf apunta así a una lección para la vida. Es una enseñanza. Por supuesto, estamos muy lejos [de lograrlo]. Incluso nosotros, que somos musulmanes y creyentes, y que nos imaginamos que estamos avanzando por el camino de Dios, estamos muy lejos. ¡Qué decir de quienes no conocen a Dios! Si la humanidad consigue construir su vida, su gobierno, su educación, su guerra, su paz, sus amistades y sus enemistades sobre el eje de Dios, el mundo será un jardín floreciente. Si el criterio es el tawhid, esos egoísmos, esas crueldades, esas brutalidades, esos asesinatos, esas masacres de niños, esos colonialismos, esas injerencias en otros países… todo ello desaparecerá. Eso les enseña a ustedes el tawaf. Dice: la lección de la vida es el tawhid, y eso es para toda la humanidad, no solo para los devotos. Adinna fi-n-nasi bi-l-hach . Qiaman li-n-nas .
El sa’y entre Safa y Marwa es un acto de devoción. En él recuerdan ustedes a Dios y recitan plegarias, pero tiene un significado simbólico: que, entre las montañas de problemas de la vida, hay que avanzar, hay que esforzarse. Sa’y significa caminar deprisa: Wa ya’a min aqsa-l-madínati ráyulun yas’a (10); corriendo. Sa’y quiere decir moverse con rapidez. Entre las montañas de problemas que existen en la vida, no se detengan nunca, no queden nunca paralizados o confundidos; avancen, actúen con rapidez. Esa es la lección, la alusión simbólica del sa’y. El desplazamiento a Arafat, a Al-Mash’ar y a Mina significa que, tras llegar a La Meca, no deben ustedes quedarse inmóviles allá, [ni siquiera] por unos días. La inmovilidad va en contra del designio divino para la humanidad. El hombre fue creado para el movimiento. Ustedes tienen brazos, tienen piernas, tienen lengua, tienen intelecto, tienen capacidad y fuerza, y deben moverse. Movimiento. Ese es el sentido de ir a Arafat, de ir a Al-Mash’ar, de ir a Mina.
El qorbaní tiene un significado simbólico, y es que, a veces, el ser humano debe estar dispuesto a renunciar e incluso a sacrificar lo más querido. El ejemplo perfecto y absoluto es el sacrificio de los santos, como cuando Abraham sacrificó a Ismael: Fa-lammá-slama wa tál·lahu li-l-yabín (11). ¿Acaso es cosa de broma? Atar de pies y manos al propio hijo, joven o adolescente, echarlo por tierra y pasar el cuchillo por su garganta… porque Dios lo ha ordenado. Un sacrificio. Hay momentos en los que hay que sacrificar, hay que ofrendar un sacrificio, hay a veces que ser sacrificado. Es una alusión simbólica.
Ramy al-yamarat [quiere decir] «dale al demonio», allá donde esté, como quiera que sea. En cualquier lugar donde encuentres al demonio, aplástalo. Identifica al demonio y atácalo. Y hay demonios entre los humanos, shaytan ins, y demonios entre los genios, shaytan yin. Wa kadálika yaalna li-kul·li nabiyin aduwwan shayatina-l-insi wa-l-yinni yuhi báaduhum ila báadin zújrufa-l-qawli gururan (12). [Pegarle] al demonio. ¿Ven? Todo eso son lecciones. Todos esos actos, esas cosas que se hacen en el Hach, esas devociones que, como hemos dicho, dan forma al Hach, son todo ello lecciones.
Es una lección el ihram. El ihram es la humildad ante Dios Altísimo: abandonar las vestimentas, adornos y comodidades diversas de la vida y cubrirse con un simple trozo de tela es devoción, es humildad, pero es también una lección. Ese acto deben realizarlo de la misma manera cuando están en el Hach tanto el hombre más rico del mundo como el más pobre, sin que haya distinción alguna entre ellos. Da igual que sea rey; da igual que sea súbdito; sea quien sea, es igual. Se trata del igualamiento de los seres humanos ante Dios Altísimo.
Fíjense en ese tercer punto que he señalado, que es que ese contenido que es todo él devoción, al mismo tiempo hace también referencia, simbolizándolas, a las cuestiones de la vida del hombre, cada aspecto de una manera, como he dicho sucintamente.
La siguiente idea es que esa concentración se produce fundamentalmente para el beneficio de los seres humanos: Li-yáshhadu manáfi’a láhum (13). Esa partícula lam de li-yáshhadu es aparentemente una lam de finalidad. ¿Por qué va a reunirse la gente en La Meca, en la Casa Sagrada de Dios, en los distintos lugares del Hach? Li-yáshhadu manáfi’a láhum, para que den con aquello que los beneficia. Ahora bien, algunos se imaginan que ese beneficio se limita, digamos, a un intercambio comercial. ¡No! Incluye todo aquello que pueda llamarse «beneficio». ¿Y cuál es hoy el mayor beneficio? La unidad de la Umma Islámica. A mi juicio, para la Umma Islámica nada es tan beneficioso como la unidad. Si la Umma Islámica está unida, si une sus manos, si se coordina y trabaja en sinergia, no ocurrirá como en Gaza, no ocurrirá como en Palestina, Yemen no será sometido a esa presión. Cuando estamos divididos, los [regímenes] colonialistas imponen sus intereses y ambiciones sobre los intereses de los pueblos —Estados Unidos de una manera, el régimen sionista de otra y algunos países europeos y no europeos de otra—. El resultado son esos países sometidos a presión por parte de ellos, como ustedes ven que está ocurriendo; el resultado es Gaza. Pero cuando hay unidad, llega la seguridad; cuando hay unidad, llega el progreso; cuando hay unidad, surge la sinergia. Nosotros podemos ayudar a tal o cual país islámico con recursos que él no tiene; podemos ayudarlos, y ellos pueden ayudarnos a nosotros, beneficiándose todos unos de otros, ayudándose todos unos a otros. Ahí está el beneficio: la-yáshhadu manáfi’a la-hum. Miren el Hach con esa perspectiva.
En todo caso, conozcamos el Hach. Estas cosas que he dicho son parte de los puntos clave para entenderlo. Sepan dónde quieren ir; sepan qué es lo que quieren hacer. Por supuesto, un gran papel corresponde a los gobiernos islámicos; al gobierno anfitrión del Hach le corresponde un papel enorme, una tarea grande y pesada. A los responsables de los países, a los ulemas, a los intelectuales, a los escritores, a los oradores, a aquellos que gozan de una posición de influencia entre la gente y cuyas palabras tienen impacto… a todos ellos les corresponde un papel. Ellos pueden explicarle al pueblo la verdad del Hach, hacer que lo comprendan, influir en la opinión pública.
Pidan ayuda a Dios Altísimo. Desde el mismo inicio de este camino, digan: Rabbi adjilni múdjala sidqin wa ajrichni mújracha sidq (14). Pidan ayuda a Dios para que su entrada en esta gran obra cuente con Su auxilio y que su salida sea objeto de la satisfacción divina. Avancen con rectitud y, si Dios quiere, Dios Altísimo les concederá Su bendición.
Notas
(1) Al inicio del encuentro presentaron sendos informes el hoyatoleslam Seyed Abdolfattah Navvab, representante del Líder de la Revolución Islámica para Asuntos del Hach y las Peregrinaciones y jefe de delegación de los peregrinos iraníes del Hach, y Alireza Bayat, presidente de la Organización del Hach y las Peregrinaciones.
(2) Alabado sea Dios, Señor de los Mundos, y sean la paz y las bendiciones con nuestro maestro y profeta Abulqásim al-Mústafa Muhammad, con su familia excelsa y pura, con sus compañeros selectos y con quien los siga con rectitud hasta el Día de la Recompensa.
(3) El 26 de abril del año en curso, una explosión en el puerto Shahid Rayaí de Bandar Abbás causó la muerte y heridas a cierto número de personas (véase el mensaje del 27 de abril de 2025, con motivo del incidente en el puerto Shahid Rayaí, bajo el título «Las autoridades de seguridad y judiciales deben identificar cualquier negligencia o intencionalidad y proceder conforme a los reglamentos»).
(4) «Ellos son los que obtienen las bendiciones y la misericordia de su Señor» (Sagrado Corán, 2:157).
(5) «Y llama a la gente al Hach» (Sagrado Corán, 22:27).
(6) «Dios ha dispuesto la Kaaba, la Casa Sagrada, para el bienestar de las gentes» (Sagrado Corán, 5:97).
(7) «En verdad, la primera Casa establecida para la humanidad como bendición y guía es, sin duda, la de Bakka» (Sagrado Corán, 3:96).
(8) «Circunvalación», en árabe. Se refiere a las circunvalaciones rituales que se hacen en torno a la Kaaba durante la peregrinación a La Meca.
(9) «¡Aquí me tienes, oh Dios! ¡Aquí me tienes!».
(10) «Y de lo más lejano de la ciudad vino un hombre corriendo.» (Sagrado Corán, 36:20).
(11) «Así pues, cuando ambos se hubieron sometido y le puso la sien en el suelo» (Sagrado Corán, 37:103).
(12) «Así es como dispusimos para cada profeta enemigos, demonios de entre los hombres y los genios, que se susurran unos a otros palabras encantadoras y engañosas» (Sagrado Corán, 6:112).
(13) «Para atestiguar los beneficios que para ellos hay» (Sagrado Corán, 22:28).
(14) «¡Señor mío! ¡Hazme entrar con sinceridad y salir con sinceridad, y otórgame un poder que me ayude!» (Sagrado Corán, 17:80).