«Nuestro sistema político surgió y nació de una Revolución Islámica grandiosa. El líder de aquella Revolución, su creador, el arquitecto del sistema islámico resultante, fue un gran hombre cuya presencia en el mundo sigue siendo palpable aún más de tres décadas después de su partida; cuyo inmenso impacto, el impacto de su Revolución, puede verse claramente en el mundo actual: el orden internacional multipolar mundial lleva la impronta de su Revolución; lleva la impronta de su Revolución el declive de las grandes potencias; lleva la impronta de su Revolución la drástica caída del poder e influencia de Estados Unidos en el mundo; lleva la impronta de su Revolución el odio generalizado al sionismo, que es evidente hoy a escala global» (