El más alto nivel de religiosidad de un musulmán consiste en ser humilde y someterse a Dios Misericordioso, asumir el compromiso de cargar las obligaciones que descansan sus hombros; el ser entusiastas, dinámicos y tomar decisiones en el ámbito religioso y otros campos; ser amables y saber perdonar el proceder de los hermanos, y a la hora de enfrentarse a acontecimientos difíciles tener coraje, confianza en sí mismo y esperanza, contribuir a la causa de Dios en todo lugar y momento y en todos los asuntos.