El domingo pasado, el ayatolá Jameneí expuso, en el marco de sus enseñanzas religiosas, un hadiz del Mensajero de Dios (la paz y las bendiciones de Dios con él y su familia) relativo al gran valor que reviste la práctica de la fe en la misión del Sello de los Profetas sin haber sido testigo directo de su prédica y su lucha, por encima de la importancia de haber sido compañeros suyos.