Palestina

2017 noviembre
Hoy por hoy, la cuestión de Palestina es el tema primordial del mundo islámico. Cualquiera que comprenda bien la cuestión palestina reconoce que es la prioridad del mundo islámico. Para derrotar a los enemigos del Islam, debemos pasar por esa cuestión. La pregunta más importante en el mundo islámico es hoy la cuestión de Palestina. ¿Por qué? Porque Palestina es un país islámico al que vinieron y que ocuparon. Se lo quitaron a sus habitantes. No es un problema de un pueblo o una ciudad ocupados. El enemigo usurpó un país entero y lo usó como base para poner en peligro la seguridad de los países de la región. Debemos luchar contra ese tumor canceroso. Es realmente desafortunado que alguien emita una fetua como muftí para prohibir la lucha contra el sionismo y la ayuda a uno u otro grupo que luche contra el sionismo. Es realmente desastroso ver que, en el mundo islámico, hay quienes actúan contra los intereses del Islam y mantienen relaciones de amistad con los enemigos. Esto es exactamente lo contrario de las claras palabras del Corán: «Y los que con él están son duros con quienes tratan de ocultar la Verdad y misericordiosos entre ellos» (Corán, 48: 29). Esas personas son duras con los musulmanes y misericordiosas con los no creyentes, estando en buenos términos con estos, mientras por otro lado ya ven lo que hacen a los musulmanes.
2016 diciembre
Si los musulmanes se mantienen unidos, Palestina dejará de estar en la situación actual. En la actualidad, Palestina se encuentra en una difícil situación. Gaza y Cisjordania se encuentran en una difícil situación. Hoy en día, el pueblo palestino está sometido a presión día tras día. Ellos (los enemigos del Islam) quieren hacer olvidar la causa palestina. Según dicen, quieren mantener ocupada en conflictos internos a la región de Asia occidental, que incluye a nuestros países: una región extraordinariamente sensible y estratégica, en términos de geografía, recursos naturales y pasos marítimos. Quieren que los musulmanes se enfrenten a los musulmanes y los árabes a los árabes. Quieren que se ataquen y destruyan unos a otros para que los ejércitos de los países musulmanes —en especial los ejércitos de los países vecinos de los sionistas— sean cada vez más débiles. Ese es su objetivo.
2014 enero
El enemigo está centrando todos sus esfuerzos en hacer que la Umma islámica se olvide de Palestina, creando para ello conflictos, desencadenando guerras civiles y extendiendo el extremismo en nombre del Islam, la religión y la Sharía islámica. Hacen que un pequeño grupo acuse de herejía a la mayoría de los musulmanes. Que existan estas orientaciones takfiríes surgidas en el mundo islámico es una buena noticia para la Arrogancia y los enemigos del mundo islámico. Son estas orientaciones takfiríes las que desvían la atención de los musulmanes hacia cuestiones insignificantes, en lugar de dejarles centrarla en la existencia del malvado régimen sionista. Esto es exactamente lo contrario de lo que quiere el Islam. El Islam ha pedido a los musulmanes que sean «duros con los impíos, pero misericordiosos entre ellos» (Corán 48:29). Los musulmanes deben ser duros con los enemigos de la religión, mantenerse firmes y no dejarse llevar por la manipulación del enemigo. Ese versículo llama con claridad a ser «duro con los malvados». Los musulmanes deben mostrarse compasión unos a otros, unirse, darse la mano y aferrarse a la cuerda que Dios les ha dado. Es una orden del Islam, pero en la actualidad existe una tendencia que divide a los musulmanes en creyentes y no creyentes, ataca a un grupo de musulmanes llamándolos impíos y enfrenta a los musulmanes entre sí. ¿Quién puede dudar del papel de la Arrogancia y los servicios de inteligencia de Gobiernos arrogantes y maliciosos en la creación, el apoyo, la financiación y el equipamiento de estas tendencias extremistas? Los poderes arrogantes se reúnen y hacen planes para ello. El mundo islámico debe tratar este tema con seriedad, porque es un gran peligro.
2011 octubre
Hoy en día, nuestra gran Umma es enormemente poderosa gracias al despertar islámico. La solución a las muchas dificultades de los países islámicos radica en el celo y la solidaridad que deben asumir todos esos países. En este sentido, la cuestión palestina es la más urgente del mundo islámico. A veces oímos a algunos decir que «Palestina es un problema árabe». ¿Qué significa esa frase? Eso es bueno si queremos decir que los árabes se sienten más concernidos por el asunto y quieren hacer mayores esfuerzos y ser más útiles en esa causa, por lo que nosotros los felicitamos. Pero si eso se traduce en que los líderes de ciertos países árabes hacen oídos sordos a los gritos de socorro dirigidos a los musulmanes por el pueblo palestino, mientras esos mismos líderes cooperan con el enemigo usurpador y opresor en un asunto importante como el desastre de Gaza, y critican con dureza los esfuerzos de otros que se apresuran a asumir su deber, en ese caso ningún musulmán ni ningún árabe valiente y concienzudo podrá aceptar la frase antes mencionada, sino que sin duda criticará a quienes la pronuncien. Esto nos recuerda la lógica de Ajzam, que golpeaba a su padre y gritaba a las personas que querían intervenir, y después le llegó a su hijo el turno de golpear a su abuelo. Esta historia se expresa en un proverbio árabe: ان بني رملوني بالدم شنشنه اعرفها من اخزم Es deber absoluto de todos los musulmanes acudir a socorrer al pueblo palestino y brindarle todo el apoyo posible. Los países que reprochan a la República Islámica de Irán y a otros países musulmanes que ayuden a Palestina pueden ocuparse ellos mismos de esa ayuda para liberar a otros de ese deber islámico, y si no tienen la capacidad o el coraje de hacerlo será mejor que estén agradecidos por los actos de responsabilidad y valentía de otros países, en lugar de intentar crear obstáculos.
octubre
Nuestro querido imam hizo saber que uno de los objetivos de esta revolución era liberar Palestina y eliminar ese tumor canceroso que es Israel. Las poderosas olas de la Revolución se extendieron por todo el mundo y transmitieron el mensaje de que Palestina debía ser liberada. Incluso los principales problemas que los enemigos de la Revolución impusieron a la República Islámica de Irán, incluidos ocho años de guerra por parte del régimen de Saddam, impulsado por Estados Unidos e Inglaterra y respaldado por los regímenes retrógrados árabes, no han podido socavar la voluntad de la República Islámica de Irán en su defensa de Palestina. En las venas de Palestina corrió sangre nueva. Entraron en escena grupos de combatientes musulmanes palestinos. La Resistencia libanesa ha abierto un poderoso nuevo frente de oposición al enemigo y sus partidarios. En lugar de recurrir a los Estados árabes, Palestina contó consigo misma y con sus jóvenes, y, sin dirigirse a organismos internacionales como la ONU, que es cómplice de los crímenes de los Estados arrogantes, se apoyó en sus profundas convicciones islámicas y en la abnegación de su pueblo. Ese es el secreto de todas las victorias y éxitos. En las últimas tres décadas, este proceso de crecimiento se ha venido desarrollando de manera progresiva. Las características más destacadas de los últimos treinta años son la humillante derrota del régimen sionista en el Líbano en 2006, el vergonzoso revés de su vanidoso ejército en Gaza en 2008, su huida del sur del Líbano y su retirada de Gaza, la formación del Gobierno de la Resistencia en Gaza y, en una palabra, la transformación del desesperado e indefenso pueblo palestino en una nación esperanzada, resistente, fuerte y segura. Este breve resumen sólo estará completo si discernimos de modo pertinente aquellos actos y traiciones cuyo objetivo no es más que acabar con la Resistencia y hacer que los grupos palestinos y los Estados árabes reconozcan legitimidad a Israel. Esas acciones, iniciadas por el traidor que sucedió a Gamal Abdel Naser con los deshonrosos acuerdos de Camp David, siempre han tenido como objetivo debilitar a la Resistencia. Con los acuerdos de Camp David, por primera vez un Estado árabe reconoció oficialmente el carácter sionista de Palestina y firmó un texto que reconocía «que Israel era la patria nacional de los judíos».
octubre
Desde entonces hasta los Acuerdos de Oslo de 1993 y, posteriormente, a través de los planes complementarios auspiciados por los Estados Unidos y otros Estados colonialistas, impuestos a los capitulantes palestinos, el enemigo ha intentado que el pueblo y los grupos palestinos abandonen la opción de la resistencia y se mantengan ocupados con juegos inútiles en el tablero de ajedrez político. Muy pronto, todos se dieron cuenta de que esos acuerdos y tratados carecían de valor. Los sionistas y sus protectores han demostrado una y otra vez que esos acuerdos no son más que papel mojado. El propósito de esas maniobras era sembrar dudas entre los palestinos, despertar la codicia de individuos impíos y paralizar a la Resistencia islámica. La resistencia de los grupos islámicos y de la nación palestina siempre ha sido la antítesis de estos viles juegos traicioneros. Contando con el respaldo divino, ellos se alzaron contra el enemigo y, tal como había prometido, Dios el Altísimo los recompensó con su ayuda y les aseguró la victoria.
octubre
Queremos la liberación de Palestina, no la de una parte de Palestina. Todo plan que tenga como objetivo dividir Palestina está excluido. El plan de los dos Estados, bajo la cobertura en apariencia justa del «reconocimiento de la membrecía del Estado palestino en la ONU», no es más que una forma de ceder ante los dictados sionistas y reconocer al estado sionista en la tierra palestina. Equivale a pisotear los derechos del pueblo palestino, ignorar el derecho histórico de los refugiados palestinos e incluso poner en peligro los derechos de los palestinos que residen en los territorios de 1948. Implica el establecimiento definitivo de ese tumor canceroso y una amenaza constante para la Umma islámica, en especial en la región. Significa la continuación de sufrimientos que han durado décadas y la indiferencia por la sangre de los mártires. Cualquier plan de operaciones debe basarse en el principio de que toda Palestina pertenece al pueblo de Palestina. Palestina es la tierra que se encuentra «entre el río y el mar», sin excluir un solo palmo. No debe pasarse por alto que será el pueblo palestino, como ya lo ha demostrado en Gaza, el responsable de administrar mediante su Gobierno electo los asuntos de cada parte de Palestina que haya liberado, sin olvidar nunca el objetivo final. La realización de este propósito sublime requiere sobre todo actos y no palabras, trabajo serio y no exhibicionismo, paciencia y perspicacia y no gestos apresurados e inconstantes. Debemos mantener nuestros ojos clavados en horizontes distantes y avanzar paso a paso con voluntad, confiando en Dios y con esperanza.
octubre
El proyecto de la República Islámica para resolver la cuestión palestina y poner remedio a este crónico flagelo es claro y racional, está basado en la ciencia política, es aceptado por la opinión pública internacional y ya ha sido presentado en detalle. Nosotros no proponemos ni una guerra tradicional de los Ejércitos de los países islámicos ni la expulsión de los inmigrantes judíos ni el arbitraje de la ONU u otros organismos internacionales. Proponemos un referéndum del pueblo palestino. Al igual que otras naciones, el pueblo palestino tiene derecho a elegir su futuro y el modelo de gobierno de su país. Todo el pueblo de Palestina, musulmanes, cristianos y judíos —los extranjeros inmigrantes no—, estén donde estén, ya sea en Palestina, en campamentos de refugiados o en cualquier parte del mundo, deben participar en ese referéndum bien organizado y decidir sobre el futuro gobierno de Palestina. El régimen y el Gobierno resultantes de ese referéndum decidirán a su vez, una vez establecidos, el destino de los inmigrantes no palestinos que están asentados en el país desde hace años. Este plan es tan justo como lógico, la opinión pública entiende su justeza, y merece el apoyo de los pueblos y Estados independientes. No hace falta decir que no esperamos que los sionistas usurpadores lo acepten. Es ahí donde interviene y se consolida el papel de los Estados y pueblos, así como de las organizaciones de la Resistencia. La piedra angular es el apoyo brindado al pueblo palestino, el fin del apoyo al enemigo usurpador y la gran tarea que tienen delante los Estados islámicos.
octubre
Hace dos meses, la Umma musulmana vio una nueva victoria: la victoria del Movimiento de Resistencia Palestina contra los enemigos sionistas en la Franja de Gaza. Fue una gran y gloriosa victoria. ¿Qué victoria más impresionante que derrotar a un poderoso ejército que en 1967 y 1973 había derrotado a tres ejércitos? ¿Qué podría ser más impresionante que los 22 días de vanos esfuerzos de ese poderoso ejército contra la Resistencia y los jóvenes soldados de la Franja de Gaza? El ejército sionista se vio obligado a retirarse con las manos vacías. El régimen sionista y sus partidarios, especialmente los Estados Unidos, han quedado deshonrados ante el mundo. Han quedado deshonrados públicamente. Esta es una gran victoria para todos los musulmanes que se han unido a ellos. Esta vez ya no han podido recurrir a las controversias entre chiíes y sunníes, por lo que esgrimieron cuestiones étnicas. «Ser o no ser árabe». Lanzaron un planteamiento, según el cual la cuestión palestina sería una cuestión árabe en la que los no árabes no tendrían derecho a involucrarse. La causa palestina es una causa islámica. Ser o no árabes no tiene nada que ver. La pertenencia étnica, en el mundo islámico, puede ser la mayor causa de discordia si se le presta atención. La aparición de la etnicidad en los temas importantes del mundo islámico hace que los árabes, iraníes, turcos, kurdos, indonesios, malayos, pakistaníes e indios se alejen unos de otros. ¿Qué quedará de la Umma islámica, si tal cosa sucede? ¿No es esto un desastre para la Umma islámica y un desperdicio de sus fortalezas y capacidades? Estas son las maquinaciones de los poderes arrogantes y, desafortunadamente, en el mundo islámico algunos han caído en la trampa. Para borrar el dulce recuerdo de la victoria del Líbano y Gaza de la mente de los musulmanes, inmediatamente han lanzado un tema controvertido para dividir a los musulmanes.
octubre
La mentalidad de cierto número de personalidades está invadida por un colosal sofisma, según el cual, un país llamado Israel sería una realidad desde hace sesenta años y habría que ir acostumbrándose a él. Yo me pregunto por qué no van a aprender la lección de otras realidades que ocurren ante sus ojos. ¿Acaso los países de los Balcanes, el Cáucaso y el sudoeste de Asia no han recuperado sus identidades propias después de 80 años de dependencia y de haber quedado transformados en parte de la antigua Unión Soviética? ¿Por qué no debería Palestina, que es parte del mundo islámico, recuperar su identidad propia islámica y árabe? ¿Y por qué no podrían los jóvenes palestinos, que están entre los jóvenes árabes más inteligentes y resistentes, hacer realidad su voluntad frente a esa realidad injusta? La otra gran falacia se expone cuando se dice que la negociación es la única forma de salvar al pueblo palestino. ¿Negociación con qué interlocutor? ¿Con un régimen usurpador, opresor y desviado, que no cree en más principio que la fuerza? ¿Qué han ganado quienes se han contentado con ese instrumento de seducción y engaño? En primer lugar, el estatuto de Autoridad Autónoma que han logrado obtener de los sionistas —sin entrar en lo humillante y ofensivo que es— se pagó a un alto precio, como es reconocer al régimen usurpador como propietario de casi toda Palestina. En segundo lugar, incluso el ejercicio de esa pequeña autoridad ha sido pisoteado en distintas ocasiones con pretextos diversos. El encierro de Yaser Arafat en su oficina de Ramalá, así como las humillaciones y tratos denigrantes que se le impusieron, no serán olvidados con facilidad. En tercer lugar, tanto con Yaser Arafat como sobre todo después de él, los sionistas han estado tratando a los líderes de la Autoridad Autónoma como si fueran sus gendarmes, encargados de perseguir y arrestar a los combatientes palestinos, de imponer controles policiales y de información, y han sembrado las semillas del odio entre los grupos palestinos para oponerlos entre sí. Y, en cuarto lugar, ese pequeño logro finalmente alcanzado se debe a la Yihad de los combatientes y a la resistencia de hombres valientes y mujeres pacientes. Si no hubiera Intifadas, los sionistas jamás aceptarían ese pequeño logro, a pesar de la disposición de los presidentes palestinos tradicionales a hacer concesiones.