«Lo que ven hoy en las ciudades y estados norteamericanos (1) es la manifestación de realidades que se mantenían siempre ocultas. No son cosas nuevas. Es la manifestación de realidades, cuando el cieno acumulado en el fondo del estanque sube y sale a la luz. Que un policía ponga su rodilla con total frialdad sobre el cuello de un negro, la mantenga ahí y apriete hasta que muera ―él, suplicando, pidiendo socorro, y el otro fríamente sentado sobre él y apretando―, mientras además hay varios policías más parados mirando y sin hacer nada no es algo que haya aparecido hace poco. Es eso lo que los estadounidenses han venido haciendo hasta ahora con el mundo entero. Han hecho eso con Afganistán; han hecho eso con Irak; han hecho eso con Siria; han hecho eso con muchos países del mundo; anteriormente, con Vietnam. La moral de Estados Unidos es esa. La naturaleza del Gobierno de Estados Unidos es esa. Hoy se muestra de esta manera. Cuando ahora la gente grita «¡Déjennos respirar!» o «¡No puedo respirar!» ―que es hoy el eslogan del pueblo de Estados Unidos en las grandes manifestaciones de los distintos estados y ciudades de ese país―, están diciendo en realidad lo que sienten todas las naciones en las que Estados Unidos ha penetrado y actuado por la fuerza. Matan a la gente y se muestran con crímenes flagrantes, sin siquiera pedir disculpas. Y encima tienen la lengua larga: «¡derechos humanos!», dicen. Aparentemente, ese hombre negro al que mataron allí no era humano o no tenía derechos» (03/06/2020).

(1) Protestas antirracistas de gran amplitud en ciudades y estados norteamericanos por la muerte a manos de la policía de EE. UU. de un nuevo hombre negro, llamado George Floyd.

 

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