En sus más de 200 años de existencia, el Congreso de los Estados Unidos ha recibido a muchos presidentes, primeros ministros y líderes mundiales. Políticos de renombre, como Winston Churchill, Narendra Modi y Angela Merkel, entre otras autoridades de alto rango, provenientes de 48 países, se han dirigido al Congreso estadounidense en diferentes ocasiones, y pronunciaron discursos históricos. Quizás, en la lista de los políticos extranjeros, que han asistido durante pasadas décadas al Capitolio, figuren los nombres de muchos corruptos, pero, el Congreso estadounidense nunca había vivido una deshonra tan grande al ser anfitrión de un criminal internacional, y un criminal de guerra, como lo es Netanyahu. Benjamín Netanyahu es el primer líder mundial en dirigirse cuatro veces a una reunión conjunta del Congreso[1]. Parece que los congresistas estadounidenses deben renovar su lealtad cada pocos años con uno de los criminales más atroces de la historia de la humanidad. Una lealtad que, esta vez, a diferencia de ocasiones anteriores, estuvo lleno de muchas controversias y críticas. Desde el boicot al discurso de Netanyahu por parte de 128 legisladores estadounidenses[2] y la exhibición de pancarta de “criminal de guerra” —por parte de una congresista— durante su alocución, hasta las protestas masivas en todo Washington D.C.

La primera, y la más importante acción del Congreso estadounidense en respaldar el genocidio del pueblo de Gaza, fue la aprobación de varios paquetes de ayuda para Israel. Desde los primeros meses del genocidio, el Congreso gastó el dinero de los contribuyentes estadounidenses en la beligerancia del régimen sionista. Solo uno de los paquetes, aprobado en pasado mes de mayo, incluyó el envío de 17 mil millones de dólares en asistencia al régimen sionista[3].

Lo más sorprendente es que, en los últimos meses, la legislación del Congreso en apoyo a Israel ha adquirido nuevas y más amplias dimensiones. Por ejemplo, en mayo, la Cámara de Representantes (la Cámara Baja) aprobó una ley —ley de Concientización sobre el Antisemitismo— que, al ampliar la definición de “antisemitismo”, buscaba limitar y criminalizar las críticas al régimen sionista en el país norteamericano[4].

Durante las protestas estudiantiles, en apoyo a Palestina realizadas en el campus de las Universidades de todo Estados Unidos, muchos senadores como Marco Rubio y Tom Cotton, presentaban proyectos de ley, que de ser aprobados, se les revocaría visa a los estudiantes internacionales propalestinos[5]. La propuesta estipulaba que, los visados de los estudiantes que fueran arrestados por la policía durante la creación, participación o promoción de una campaña de protesta en el campus de una universidad o institución de educación superior, el 7 de octubre de 2023 o después de esa fecha, debían ser revocados. Incluso, durante el auge de las protestas, y en una acción increíble, el congresista republicano, Andy Ogles, presentó un proyecto de ley en la Cámara, proponiendo que los estudiantes que fueron arrestados por protestar en apoyo a Palestina deberían ser enviados a Gaza[6]. Asimismo, tras la operación palestina ‘Tormenta de Al-Aqsa’ —lanzada contra Israel el 7 de octubre de 2023— el Congreso estadounidense no toleró las pocas voces críticas con el régimen sionista dentro de la Cámara Baja, donde los representantes censuraron con 234 votos a favor a la representante musulmana Rashida Tlaib, la única palestina estadounidense en el Congreso por sus reproches contra Israel[7]. Tras esta medida, muchos de los fervientes defensores del sionismo en el Congreso, incluso, propusieron la expulsión completa de Rashida Tlaib de la Cámara Baja.

Además, Mike Johnson, el presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, a pesar de las constantes afirmaciones de su país sobre la importancia de respetar las leyes y normativas internacionales, aseguró que rechazaría un posible fallo de la Corte Penal Internacional (CPI) sobre el arresto de Netanyahu e incluso amenazó con castigar a dicho tribunal internacional[8]. Lo más sorprendente es que, la Cámara de Representantes aprobó, días después, una ley que sancionaría a la CPI después de que el tribunal emita órdenes de arresto contra el primer ministro israelí, y otros funcionarios del régimen[9].

Como se mencionó, ahora la gran vergüenza de apoyar uno de los genocidios más grandes de la historia está marcada en la frente del Congreso estadounidense. Un Congreso que durante décadas aprobó numerosas leyes y propuestas engañosas en apoyo a los derechos humanos, la democracia y la libertad de expresión, y que ahora, tras la guerra en Gaza, ha revelado su verdadera naturaleza a todos. El Líder de la Revolución Islámica, el ayatolá Jameneí, también hizo referencia a este punto, durante la ceremonia de ratificación de Masud Pezeshkian como el nuevo presidente del país, y dijo: “El mundo debería tomar una decisión más seria frente a estos hechos. Deben decidir seriamente —los gobiernos, los pueblos, las figuras intelectuales, políticas, de los distintos ámbitos—. Con esta perspectiva, se entiende la gran ignominia que atrajo anteayer el Congreso de Estados Unidos, sentándose a escuchar lo que decía ese criminal. Eso es una gran ignominia”.