«Dos rasgos de la política exterior del Sr. Raisí eran la cooperación y la dignidad. A veces hablaba una hora y media con algún presidente europeo, pero desde una posición de dignidad: ni con demasiadas prisas y con distancia, ni haciendo concesiones fuera de lugar», ha enfatizado el ayatolá Jameneí en un encuentro mantenido este domingo con Mohammad Mojber, presidente en funciones de la República Islámica, y los miembros del decimotercer gabinete de gobierno. 

Su eminencia ha señalado que el mártir Raisí expresaba con franqueza sus posiciones revolucionarias, en las que creía. «En la primera entrevista que dio, le preguntaron por la relación con tal país: ¿Establecerá usted contactos? Y dijo él: “¡No!”. ¡Así de claro!», ha subrayado.

En Líder de la Revolución Islámica ha indicado que Raisí creía de verdad en las capacidades internas del país y estaba de acuerdo en que muchos de los problemas del país podemos resolverlos sobre la base de los recursos internos. 

«El Sr. Raisí era de talante popular. Palpaba la realidad con su presencia entre la gente, escuchaba lo que decían y hacía de sus necesidades el centro de su planificación a fin de resolver los problemas. Es eso mismo lo que quiere el Islam», ha resaltado. 

El ayatolá Jameneí ha recordado que solía aconsejarle a Raisí que descansara un poco, pero él siempre decía que no se cansaba, lo cual era asombroso. «Llegaba a medianoche de un viaje al extranjero y de mañana estaba ya en un encuentro público con la gente en la ciudad de Karach», ha agregado. 

A su juicio, otro aspecto notable del mártir Raisí era que no lo desalentaban las maledicencias. «Sí sufría: a veces, se lamentaba ante un servidor, pero no se desmoralizaba ni perdía el ánimo en el trabajo», ha precisado.